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El Cairo (Agencia Fides) - Ciertamente no son las redes sociales las que pueden abrir las puertas del Paraíso a los hombres y mujeres de hoy. Así lo ha subrayado el Papa Tawadros II, Patriarca de la Iglesia copta ortodoxa, comparando de forma singular, las redes sociales y la salvación eterna (de forma similar a la famosa frase “Prefiero el Paraíso”, atribuida a San Felipe Neri) en un discurso dirigido a los miembros de Rotary Club egipcio de Alejandría-Pharos. En su discurso, Papa Tawadros ha agregado que las redes sociales son una “espada de doble filo”, como un “cuchillo” que se puede usar correcta o incorrectamente, con un potencial destructivo capaz de dañar a las personas y lacerar el tejido social.
“Cada persona recibe de Dios el don del tiempo, las 24 horas del día”. Y si se pasa la mayor parte de la propia vida en las redes sociales, como les pasa a tantos jóvenes – ha remarcado el Patriarca – se termina arrojando este tesoro a la nada”. En nuestro tiempo – ha reconocido el Papa Tawadros - “ninguna persona puede evitar utilizar dispositivos tecnológicos modernos en su vida diaria. Pero este uso debe hacerse con prudencia y sin excesos”.
Desde hace algún tiempo, la Iglesia Copta Ortodoxa ha cuestionado el impacto que la expansión de las redes sociales y los medios sociales ha causado en la experiencia concreta de las comunidades eclesiales. En los últimos meses, la alarma eclesial por los usos distorsionados de la red también se ha visto alimentada por los numerosos casos de falsos perfiles sociales atribuidos a monjes, monjas y monasterios, utilizados para organizar estafas, publicitar recaudaciones de fondos abusivas o incluso atraer a niñas para que se incluyan en redes de explotación sexual. Se han denunciado públicamente los falsos perfiles sociales atribuidos al Monasterio de Santa Demiana en el desierto, a una inexistente “Hermana Aghaby” y a un igualmente esquivo monje Samayel, que se acreditaba con sus ‘seguidores’ incluso utilizando la foto robada de un verdadero monje del Monasterio de Santo Tomás Ermitaño.
Más allá de las operaciones urdidas por verdaderos estafadores, el abuso de Internet para manipular contenidos y dinámicas de carácter eclesial, o para dar rienda suelta al creciente narcisismo clerical, es un fenómeno que deben afrontar las Iglesias en todo el mundo, y que en los últimos tiempos parece alimentar una preocupación particular entre las Iglesias orientales. En Egipto, la trágica historia del asesinato en el monasterio del obispo copto ortodoxo Epifanio -y la detención de un monje acusado de ser el autor del crimen- ha acelerado en los últimos años el proceso de discernimiento en torno a la vida monástica que ya se inició hace algún tiempo dentro de la Iglesia copta ortodoxa. Ya unos días después del asesinato de Anba Epifanio (véase Fides 6/8/2018), el comité de los monasterios del Santo Sínodo copto ortodoxo emitió 12 reglas - ratificadas por el Patriarca Tawadros II - dirigidas a todos aquellos que viven la condición monástica en la Iglesia copta ortodoxa. Entre otras cosas, también se pidió a los monjes y monjas coptos que cerraran sus cuentas personales y los blogs gestionados en las redes sociales, considerados con ojo crítico como herramientas utilizadas sobre todo para difundir ‘ideas confusas’ y nutrir el culto a sí mismos. Hace más de dos años (véase Fides 25/10/2018) también el Patriarcado caldeo, en un mensaje difundido a través de sus canales oficiales, quiso expresar una “palabra de consuelo a creyentes y lectores, ante el fenómeno desenfrenado de intervenciones y textos manipuladores engañosos publicados en línea sobre temas relacionados con la vida de la Iglesia y las comunidades cristianas”. En abril de 2018, la Iglesia Maronita había publicado también el documento titulado “La verdad que libera y une”, que se presentó como un verdadero manual doctrinal y pastoral, destinado a ofrecer criterios y puntos de referencia que deben inspirar y orientar las intervenciones y debates en los medios de comunicación centrados en cuestiones y temas relacionados con la fe católica y el magisterio de la Iglesia. Este pronunciamiento -así se refería en la parte introductoria- se había vuelto necesario luego de que, en los meses anteriores, las disputas en temas doctrinales --alimentadas también a través de las redes sociales-- hubieran asumido en algunos casos formas y tonos exasperados, brindando un espectáculo incompatible con los criterios sugeridos por la comunión eclesial, y con el riesgo de sembrar dudas y desconcierto entre los fieles.
(GV) (Agencia Fides16/11/2020).