Sacrofano (Agencia Fides) - Se abrió con la cita de dos pasajes bíblicos (Mc 10,13-16 y Mt 18, 1-5) en los que “los evangelistas ponen juntos a Dios, el niño y la misión”, tal y como desarrolló la ponencia de la hermana Roberta Tremarelli, AMSS, Secretaria General de la Obra Pontificia de Infancia Misionera (POSI), presentada a la Asamblea General de las Obras Misionales Pontificias (POM) el jueves 31 de mayo (ver Fides 25/05/2018).
“Estos pasajes deben leerse con la idea de que los discípulos han de ser sencillos, humildes y sinceros, es decir, tener esas condiciones morales y espirituales que son esenciales para entrar en el Reino de Dios -explicó la Hermana Tremarelli-. Los niños también nos recuerdan que la fecundidad misionera de la Iglesia tiene su raíz vivificante, no en los medios y los méritos humanos, sino en el don gratuito de Dios ... La dimensión misionera en la educación de los niños es primordial. De hecho, la misión comienza con los niños y los hace crecer en un espíritu misionero que los acompañará durante toda su vida. Muchos niños responden a las necesidades de otros niños simplemente porque están impulsados por el amor que el Hijo de Dios, hecho niño, ha hecho presente entre nosotros”. Recordando los orígenes de la POSI, que ha celebrado en estos días sus 175 años, la Secretaria General destacó que “hoy, como entonces, este trabajo nutre el espíritu y el cuerpo de los niños gracias a las oraciones y ofrendas de los propios niños. Todo lo que se promueve a través de esta Obra Pontificia no es un fin en sí mismo sino para la promoción de la conciencia misionera. Sus características son: pequeñez, reciprocidad, confianza en los niños”.
Si el papel de la familia, los animadores y los educadores es importante en la formación misionera de los niños, también es cierto que los niños son ellos mismos animadores y testigos de los adultos. "En los países donde el porcentaje de cristianos es muy bajo, debido a la presencia de otras religiones, la realidad de la POSI es una promoción para el encuentro, el diálogo y la colaboración. Gracias a los niños y a sus actividades, en estos países tratamos de trabajar juntos para construir un mundo mejor a partir de las nuevas generaciones”.
La Secretaria General de la POSI destacó la necesidad de un itinerario formativo orgánico, que eduque a los niños en la espiritualidad misionera y la participación en la misión a través de la oración, el testimonio y la colecta, y también forme la conciencia de la autofinanciación, tanto para las actividades de la POSI como para cada parroquia, realidad local, a través de la colaboración de los niños y sus familias. “Todos los proyectos, las solicitudes de fondos que recibe la POSI se refieren a situaciones humanitarias urgentes: alimentos, educación, agua, atención médica, catequesis. Recordemos que para San Pablo la urgencia era la del anuncio evangélico. El desafío misionero al que se nos llama es el enunciado por el Papa Francisco en EG n.27: “sueño con una elección misionera capaz de transformarlo todo”. ¡Cada cosa desde el corazón hacia todo lo demás! Amar significa contribuir para que cada país y cada persona se vuelva autosuficiente, adulto, responsable”.
Por tanto, la hermana Tremarelli indicó tres aspectos relevantes: la formación de los animadores, “un elemento fundamental e indispensable para ser creíble y perseverante en la animación misionera”; una mayor contribución a “una mejor comprensión en la Iglesia de la situación de los niños y sus derechos a nivel internacional”; la protección de los niños: las solicitudes de ayuda para formación e información en las escuelas y parroquias con talleres para la prevención de los abusos.
“Aunque el aspecto material es muy importante y en ocasiones puede parecer lo más importante, -señaló la hermana Tremarelli-, las ayudas que se distribuyen no son el corazón de la Obra. La espiritualidad misionera de todo cristiano y, por lo tanto, de la POM no se basa en el asistencialismo sino en la evangelización, ya sea directa, a través de la palabra o indirecta, con el testimonio de la vida y del amor al prójimo, que se expresa de distintas formas. Por eso, en la base de la ayuda económica, es esencial que haya animación y formación, de hecho, solo si la cooperación se basa en la caridad puede echar raíces en la vida de los niños y no ser solo un gesto superficial y aislado”.
Finalmente, Sor Tremarelli presentó una visión general de la variada presencia de la Obra distintos países, con su pluralidad de iniciativas y matices, sin excluir ciertas dificultades, pero con signos alentadores para el camino de la formación misionera de los niños.
(SL) (Agencia Fides 1/6/2018)