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Santiago (Agencia Fides) – Miles de católicos chilenos salieron ayer a las calles de las ciudades y de las pequeñas comunidades rurales para “correr con Cristo” (expresión española utilizada en Chile, que significa “acompañar a Cristo en la Eucaristía”) con motivo de la llamada “fiesta de Cuasimodo”, que desde hace 400 años se lleva a cabo en la región central de Chile. El evento, que fue presidido por el Arzobispo de Santiago, Su Exc. Mons. Ricardo Ezzati, tiene su origen en una recomendación del Concilio de Trento, que exhortaba a los sacerdotes a llevar la comunión a los enfermos y los ancianos el domingo siguiente a la Pascua. Mons. Ezzati asistió a la celebración que se celebró en la localidad de Colina, al norte de Santiago, donde la caravana, formada por unos 4.500 hombres a caballo, es una de las más grandes del país. Se celebraron también otros corteos en las ciudades de Quilicura, Renca, Quinta Normal, Puente Alto, Maipú y Penalolen, cuyo alcalde, ha participado activamente montando a caballo.
La nota enviada a la Agencia Fides, explica que el nombre de “Cuasimodo” se deriva del texto latino de la antífona de entrada del segundo domingo de Pascua: “Quasi modo geniti infanti…” (Como bebés), de la primera carta del apóstol Pedro. La tradición comenzó en la época colonial, cuando los sacerdotes, en sus movimientos para llevar la comunión a los enfermos, a menudo eran víctimas de bandoleros que les robaban también el copón que contenía la Eucaristía. Así que grupos de hombres a caballo comenzaron a acompañarles para protegerles.
Durante su visita a Chile en 1997, el Papa Juan Pablo II definió esta fiesta como “un tesoro del pueblo de Dios”. Con los años, al grupo de hombres a caballo se han unido otros grupos de fieles, en carretas tiradas por caballos o son bicicletas, vestidos con trajes coloridos. Incluso los vehículos están abundantemente decorados con papeles de colores y guirnaldas de flores. En muchas ciudades y pueblos han surgido las fraternidades de “cuasimodistas” que se preparan durante todo el año para esta ocasión. El sacerdote es llevado en un carro tirado por caballos a visitar las casas de todos los enfermos de la parroquia. Los participantes no usan sombreros y se cubren la cabeza sólo con pañuelos blanco o amarillos, como signo de respeto por la Eucaristía. (CE) (Agencia Fides, 16/04/2012)
