VATICANO - "Muchos indefensos juzgados por la pobreza, desplazados y refugiados, cuantos emigran arriesgando sus vidas: la mirada de Cristo se dirige a todas estas personas", recuerda el Papa en el Ángelus

lunes, 4 julio 2011

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Cuando Jesús anduvo por los caminos de Galilea proclamando el Reino de Dios y curando a muchos enfermos, sintió compasión de la multitud porque estaban cansados y abatidos, dijo el Santo Padre Benedicto XVI antes del Ángelus el domingo 3 de de julio, citando el pasaje evangélico de la liturgia dominical. "Esa mirada de Jesús parece extenderse hasta hoy, hasta nuestro mundo - continuó el Papa -. Incluso hoy en día se posa en mucha gente agobiada por las condiciones de vida difícil, pero aunque privada de auténticos puntos de referencia para encontrar un significado y una meta a la existencia. Hay multitud de indefensos en los países más pobres, juzgados por la pobreza, e incluso en los países más ricos a tantos hombres y mujeres insatisfechos, incluso enfermos de depresión. Pensemos en las numerosas personas desplazadas y los refugiados, a los que emigran arriesgando sus vidas. La mirada de Cristo se posa en toda esta gente, de hecho, en cada uno de estos hijos del Padre que está en el cielo, y repite: "Venid a mí todos vosotros ..." (Mt 11:28-30) ".
"El verdadero remedio para las heridas de la humanidad, sean las materiales como el hambre y las injusticias, tanto a nivel psicológico y moral causado por un falso bien estar, es una regla de vida basada en el amor fraternal, que tiene su origen en el amor de Dios - explicó el Papa -. Para esto, debemos abandonar el camino de la arrogancia, de la violencia utilizada para obtener puestos de mayor poder, para asegurar el éxito a cualquier precio. Incluso con el medio ambiente se debe dejar el estilo agresivo que ha dominado en los últimos siglos y adoptar una razonable "dulzura". Pero, sobre todo en las relaciones humanas, en las relaciones interpersonales, sociales, la regla del respeto y de la no violencia, es decir, la fuerza de la verdad contra toda injusticia, es la que puede garantizar un futuro digno del hombre. "(SL) (Agencia Fides 04/07/2011)


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