AMERICA/ARGENTINA - “se construye sobre arena movediza cuando permitimos que avance esa la enfermedad del cáncer social, la corrupción”; dice el Obispo de San Juan en el aniversario de la fundación de la ciudad

martes, 14 junio 2011

San Juan de Cuyo (Agencia Fides) – "Cuando la vida social está fundada en el principio ético del bien, la sociedad madura en paz ciudadana, y así da gusto vivir. Cuando nos olvidamos de la justicia y la verdad, sólo queda la volatilidad de algo que no perdura mucho tiempo, por más lindo que parezca". Son las palabras del Arzobispo de San Juan de Cuyo, Mons. Alfonso Delgado, pronunciadas en la celebración por los 449 años de la fundación de la ciudad de San Juan, inspirándose en el salmo que dice “Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas”.
El Arzobispo ha remarcado que “una sociedad sin Dios se queda sin fundamentos morales para crecer en libertad y enfrentar el mal; se queda sin fuerzas para vivir en dignidad". Y a continuado: "Dios edifica cuando los albañiles, los ciudadanos, construyen con respeto hacia todos, solidariamente, con responsabilidad, justicia y servicio a todo el pueblo, sin exclusiones; cuando sus vidas trasuntan honradez, honestidad, equidad. Dios edifica la casa grande de la Nación bendiciendo a los representantes del pueblo que gozan de la legitimidad social y ciudadana de sus electores".
Mons. Delgado ha subrayado que “se construye sobre arena movediza cuando permitimos que avance esa gran enfermedad de la sociedad, a la que muchos llaman 'cáncer social', porque al principio no se nota, pero si no se detecta y trata a tiempo termina afectando a todo el organismo. Me refiero a la corrupción, que pagamos entre todos, especialmente los más vulnerables, a la que podemos sumar la inflación, que es el impuesto al más pobre. Junto con la droga, son los graves flagelos de varios países latinoamericanos, incluido el nuestro”. Por último, Mons. Delgado ha añadido: “la Patria es de todos. Es la herencia para los hijos. Y queremos dejarles una mejor casa y una mejor ciudad, con la bendición de Dios, con el amor de los ciudadanos, y con la responsabilidad de los legítimos representantes del pueblo". (CE) (Agencia Fides, 14/06/2011)


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