“Jesús es Señor de la Historia”. ¿Cuál es el significado de esta afirmación? ¿Qué significa que Jesucristo es Señor de la Historia, del mundo, de la humanidad, Él, que luego de tres años de anuncio del Evangelio murió misteriosamente clavado en una Cruz? ¿Él, que en los últimos instantes de su vida fue abandonado incluso por sus propios amigos? ¿Él, que no ha querido eliminar el dolor, el sufrimiento o las contradicciones del mundo y, más aún, ha asumido personalmente todo este dolor hasta el fondo, hasta el fin?
¿No es acaso una contradicción? ¿No es acaso contradictorio afirmar el señorío de un hombre que diciéndose Dios fue maltratado y asesinado por el mundo? Y además, ¿porqué si Jesús es Dios, no elimina entonces el dolor, la fatiga, el sufrimiento? ¿Porqué deberíamos afirmar su señorío todavía hoy, si muchos inocentes están siendo asesinados por manos criminales?; ¿porqué, si miles de personas aún hoy caen víctimas del hambre, la miseria y la indigencia allí, en el así llamado “Sur del mundo”?; ¿si todavía hoy un desastre natural puede fácilmente hacer desaparecer una región entera, como ocurrió hace ya más de un año en la terrible experiencia del Tsunami en el sudeste asiático?; ¿porqué, si hace tan sólo poco más de medio siglo el mundo se auto-destruyó en aquella que fue considerada la última y terrible Guerra Mundial?; ¿si aún en nuestra época la guerra destruye poblaciones enteras en el África, un continente en situación de permanente y creciente crisis, incapaz de resolver las infinitas contradicciones que existen en su interior? ¿porqué, si las religiones aún hoy en día son usadas como pretexto para aniquilar a quien es considerado enemigo, o a quien piensa en modo diverso, o a quien simplemente es diferente? Más aún —y tal vez sea ésta la pregunta que más relación tiene con el “hoy”—: ¿cómo puede decirse que Jesucristo es Señor de la historia si un pequeño niño llamado Tomás, totalmente inocente y sin ninguna culpa, es raptado y luego asesinado brutalmente?