ASIA/HONG KONG - Gran fiesta para la comunidad católica: dos nuevos diáconos, uno de ellos permanente. En la vigilia de su ordenación compartieron su experiencia vocacional

jueves, 22 junio 2006

Hong Kong (Agencia Fides) - “Basta nuestra voluntad de responder a la llamada del Señor y, con la perseverancia, alcanzaremos de seguro nuestro objetivo. Porque el Señor nos ha preparado ya un banquete abundante”: con estas palabras Ye Bao Lin, seminarista diocesano de Hong Kong, compartió su experiencia vocacional en la vigilia de su ordenación diaconal que tendrá lugar el 1 de julio en la Catedral de Hong Kong. Según refiere el Kong Ko Bao (boletín diocesano en lengua china), junto a él será ordenado un diácono permanente, WuYong Hong. Dada la escasez de vocaciones diocesanas, y especialmente de diáconos permanentes, la celebración representa una gran fiesta para la comunidad católica de Hong Kong, que vive en medio de una sociedad dominada por la tecnología, el desarrollo económico y el consumismo.
Hablando de su propia vocación a sus coetáneos, el futuro diácono Ye, de treinta y cuatro años, dijo entre otras cosas: “Responder a la llamada del Señor comporta una búsqueda continua del designio de Dios sobre el hombre”. Nacido en Hong Kong y bautizado a la edad de trece años, Ye ingresó dos veces en el Seminario del Espíritu Santo de Hong Kong, en 1996 y en el 2001. “A pesar de que se trate de dos veces - dijo- en el fondo se trata de una misma cosa, un único camino para responder a la llamada del Señor”. Tras esto alentó a sus coetáneos a no perder nunca la esperanza ni la confianza en el Señor.
Wu Yong Hong, de 56 años, que será ordenado como diácono permanente, se casó en 1975 y tiene un hijo. Durante los años de su intensa vida cristiana, viendo el grave malestar matrimonial difundido en la sociedad, se ha puesto a estudiar la formación y los aspectos relativos a la pastoral matrimonial católica, convirtiéndose así en operador pastoral de la familia cristiana y animador de los cursos pre-matrimoniales. Durante una peregrinación en el año 2000, supo por su director espiritual que la diócesis estaba buscando diáconos permanentes. Tras una atenta reflexión, en el 2002 entró a formar parte de los candidatos al diaconado. Compartiendo su experiencia dijo: “”El camino de formación es un periodo de alegría y temor. Alegría porque es un don que me ha concedido el Señor, temor porque no me siento digno de este don. Por eso continúo esforzándome por ser mejor y aceptar cualquier mandato del Señor, siguiendo el camino que Jesús me ha reservado”. (Agencia Fides 22/6/2006 Líneas: 30 Palabras: 436)


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