Iquitos (Agencia Fides) – Más de 400 delegados se han reunido durante tres días en Iquitos, la ciudad más grande de la Amazonía peruana, con motivo de la Cumbre sobre el Agua de la Amazonía, donde han debatido sobre la defensa del agua como derecho humano fundamental y bien común.
Diversas comunidades, como pueblos indígenas, comunidades campesinas, quilombolas, organizaciones sociales, líderes religiosos y representantes de la sociedad civil, procedentes de 10 países y 14 regiones del Perú, han participado en un encuentro marcado por la interculturalidad y la solidaridad, bajo el lema «Somos agua, somos vida, somos esperanza», en sintonía con el llamamiento eclesial a favor del derecho al agua, inspirado en documentos como Querida Amazonía, Laudato Si’ y Laudate Deum.
El encuentro, organizado por la Vicaría del Agua del Vicariato Apostólico de Iquitos, ha estado cargado de simbolismo y compromiso con la defensa de los ríos amazónicos. Se han abordado temas como la minería, la deforestación y la contaminación creciente, así como la resiliencia de los pueblos indígenas y las comunidades religiosas en su lucha por la vida. Se ha subrayado la paradoja de la falta de agua potable en una región que concentra gran parte del agua dulce del planeta. «Los gobiernos están aplicando políticas generalizadas de exterminio», ha denunciado Carlos Castillo, arzobispo de Lima, al señalar que cada día aumenta la protesta humana ante esta realidad. El prelado ha relatado también el testimonio de un líder indígena sobre el envenenamiento sistemático de las poblaciones por los derrames de petróleo, y ha realizado un llamado a la transformación y a la resurrección del pueblo.
Durante la misa conclusiva, Miguel Ángel Cadenas, obispo de Iquitos y principal organizador del evento, ha dicho: «Ha venido muchísima gente que quiere preservar este bioma tan importante para el planeta y entregan su esperanza, su vida, sus energías al servicio de este bien común que es precisamente la Amazonía. La iglesia quiere escuchar. Necesitamos escucharnos para proponer una vida digna para todos».
En el transcurso de la cumbre se han compartido testimonios conmovedores sobre el impacto de la contaminación en los ríos. Los participantes han reafirmado que el agua es un don sagrado y se han comprometido a protegerla para salvaguardar la armonía de los ecosistemas amazónicos y de todos sus habitantes, humanos y no humanos.
Entre los asistentes, el cardenal Pedro Barreto ha destacado el compromiso constante de la Iglesia con la defensa de la creación: «Desde hace 11 años trabajamos en una red eclesial panamazónica. Contamos con una conferencia eclesial que incluye a los nueve países amazónicos. Hay un esfuerzo conjunto de la Iglesia para articular no solo en los ámbitos estrictamente eclesiales, sino también con el sector empresarial y el sector social».
La declaración final de la cumbre denuncia la crisis ambiental y social que amenaza la vida y el equilibrio territorial, señalando los efectos de la minería, la explotación petrolera, el narcotráfico y el extractivismo, que agravan la contaminación y el cambio climático. Asimismo, alerta sobre la indiferencia de los gobiernos y las políticas destructivas que favorecen la expansión del crimen organizado.
Al término de la misa de clausura, el Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado ha aceptado el reto de acoger la segunda Cumbre del Agua en la Amazonía, en una fecha aún por determinar.
(AP) (Agencia Fides 16/10/2025)