ASIA/PAKISTÁN - «Llevar esperanza a los pobres»: el Jubileo entre los obreros de los hornos de barro

viernes, 10 enero 2025 trabajo   esclavitud   jubileo   derechos humanos  

Lahore (Agencia Fides) – En un escenario marcado por el sufrimiento y la injusticia, el Jubileo de la Esperanza ha iniciado como un gesto de vida y reconciliación en Kot Radha Kishan, un pueblo de la provincia de Punjab, Pakistán, conocido por la extracción de arcilla y la fabricación manual de ladrillos. Este lugar, que en 2014 fue testigo del trágico linchamiento y asesinato de Shama y Shazad Bibi, una pareja cristiana falsamente acusada de blasfemia, se ha convertido en símbolo de resistencia y solidaridad.

El P. Qaiser Feroz, OFM Cap., comparte con la Agencia Fides que esta elección no ha sido casual: «Queríamos compartir la esperanza con quienes sufren y se encuentran marginados en nuestra sociedad». En colaboración con jóvenes católicos y frailes capuchinos de Bhai Pheru, se ha organizado una visita al horno de ladrillos en Chak 69. «Justo allí donde fue asesinada la pareja cristiana, hoy florece un brote de bien». Los frailes capuchinos y los voluntarios han distribuido paquetes de comida y se han unido a los trabajadores en oración y diálogo.

Las familias han manifestado una gran alegría y gratitud. Dirigiéndose a los trabajadores, a menudo mantenidos en condiciones de semi-esclavitud o «servidumbre por deudas», el P. Feroz ha dicho: «Cristo es nuestra y vuestra esperanza: está siempre con vosotros, nunca estáis solos en esta lucha de la vida cotidiana».

El fraile capuchino, párroco de Bhai Pheru, en el distrito de Kasur, es también Director de la Comisión para las Comunicaciones Sociales de la Conferencia Episcopal de Pakistán. Con él han estado otros hermanos, un diácono y jóvenes de la parroquia que, con el inicio del Año Santo, han querido dedicar una jornada a «llevar esperanza a los pobres y marginados».

Allí, recuerda Arif, un cristiano de Kot Radha Kishan, «una turba, instigada por falsas acusaciones, atacó a los dos conyugues y ni el propietario del horno ni la policía pudieron impedir el linchamiento. El propietario del horno, pocos días después del incidente, no pudo soportar la conmoción y murió. El brutal acto fue instigado por un imán que, a través del altavoz de la mezquita, acusó a los dos de profanar el Corán. Toda la comunidad quedó conmocionada y aterrorizada durante mucho tiempo. Ahora esperamos que esas heridas cicatricen y renazca una semilla de esperanza».

En el año del Jubileo en Pakistán, las comunidades católicas, sobre todo en Punjab, han convertido en una prioridad pastoral ayudar a las familias atrapadas en la red del «trabajo esclavo» (como lo llama el Papa Francisco), muy extendido en las fábricas de arcilla del Punjab paquistaní. Entre las familias implicadas suelen encontrarse jóvenes, ancianos, mujeres, niños: todos atrapados por la práctica del «peshgi», un anticipo del salario que el trabajador recibe del empleador, debido a su necesidad, y que pasa a formar una deuda. Esa deuda se acumula y, debido a los intereses, crea un sistema de dependencia perpetua, que se convierte en una forma moderna y legalizada de esclavitud. El fenómeno está muy extendido en Pakistán, nación que ocupa el sexto lugar en el índice elaborado por «Global Slavery», que contabiliza 2,3 millones de esclavos en el país, el 1,13% de toda la población pakistaní.

Las familias cristianas e hindúes, que pertenecen a los segmentos más pobres de la población paquistaní, con frecuencia son víctimas del sistema y se convierten en «esclavos de la deuda», acabando por pasar toda su existencia a merced de señores sin escrúpulos. Ocurre, por ejemplo, que una de estas familias pide al empleador un préstamo para un tratamiento médico. Se exigen años de trabajo sin derechos para devolver la suma adeudada: el trabajador es incapaz de pagar la deuda, que a veces ni siquiera se extingue con su muerte, sino que salpica a la generación siguiente, creando generaciones de esclavos.
(PA) (Agencia Fides 10/1/2025)


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