Patriarcato Latino di Gerusalemme
Jerusalén (Agencia Fides) - Una jornada de oración, penitencia y ayuno para invocar el don de la paz en Tierra Santa, exactamente un año después de que volviera a estallar el conflicto entre Israel y Palestina. La iniciativa ha sido lanzada por el Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca de Jerusalén de los Latinos, en una carta dirigida a toda la diócesis del Patriarcado Latino de Jerusalén.
"Se acerca el mes de octubre, y con él la constatación de que, desde hace un año, Tierra Santa, y no sólo ella, se ha sumido en un torbellino de violencia y odio nunca antes visto ni experimentado. La intensidad y el impacto de las tragedias que hemos presenciado en los últimos doce meses han herido profundamente nuestra conciencia y nuestro sentido de humanidad", escribe el cardenal, haciendo una vez más un llamamiento "a los gobernantes y a quienes tienen la pesada responsabilidad de tomar decisiones en este contexto para que se comprometan con la justicia y el respeto del derecho de todos a la libertad, la dignidad y la paz".
"Por eso, les invito a una jornada de oración, ayuno y penitencia el 7 de octubre, fecha que se ha convertido en símbolo de la tragedia que estamos viviendo. El mes de octubre es también mes mariano y el 7 de octubre celebramos la memoria de María, Reina del Rosario", continua el Patriarca, que añade: "Que cada uno de nosotros, con su rosario o en la forma que mejor le convenga, personalmente pero mejor aún en comunidad, encuentre un momento para detenerse a rezar, y llevar ante el «Padre misericordioso y Dios de toda consolación» (2Cor 1, 3), nuestro deseo de paz y reconciliación".
Al margen, el cardenal ha incluido también una oración, compuesta expresamente, «para ser utilizada libremente» que añadimos a continuación:
Señor Dios nuestro,
Padre de nuestro Señor Jesucristo
y Padre de toda la humanidad,
que, por la cruz de tu Hijo
y por el don de su propia vida
pagó un alto precio para destruir
el muro de la enemistad y la hostilidad
que separa a los pueblos y nos convierte a todos en enemigos:
envía a nuestros corazones
el don del Espíritu Santo
para que nos purifique de todo sentimiento
de violencia, odio y venganza,
que nos ilumine para comprender
la dignidad irreductible
de cualquier persona,
y nos inspire a trabajar
por un mundo de paz y reconciliación
en la verdad y en la justicia
en el amor y en la libertad.
Dios Todopoderoso y eterno,
las esperanzas de la humanidad
y los derechos de todos los pueblos
están en tus manos:
asiste con tu sabiduría a quienes nos gobiernan,
para que, con tu ayuda,
sean sensibles a los sufrimientos de los pobres
y a los que sufren las consecuencias
de la violencia y la guerra;
que promuevan en nuestra región
y en toda la tierra
el bien común y la paz duradera.
Virgen María, Madre de la Esperanza,
Obtén el don de la paz
por la Tierra Santa que te vio nacer
y para el mundo entero. Amén.
(Agencia Fides 26/9/2024)