Kinshasa (Agencia Fides) - «Una bomba a punto de estallar». Así es como se califica la prisión central de Makala, en Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo (RDC), donde al menos 129 reclusos han muerto en un intento de fuga en la noche del 1 al 2 de septiembre. «El balance provisional de muertos asciende a 129, de los cuales 24 han fallecido por arma de fuego tras los disparos de advertencia», ha declarado el ministro del Interior, Jacquemain Shabani, en un vídeo grabado y enviado a la prensa. «El resto ha fallecido pisoteado en la huida, por asfixia, mientras que algunas mujeres han sido objeto de violación», ha añadido Shabani, que también ha informado de 59 heridos «rescatados por las autoridades para prestarles la atención adecuada». Parte de los edificios de la prisión, incluidos el registro civil y la enfermería, han sido incendiados.
Cabe preguntarse si se ha tratado de un intento de fuga masiva o de una revuelta interna por las condiciones infernales en que se obliga a vivir a los reclusos.
Makala alberga un número de reclusos diez veces superior a la capacidad prevista. De hecho, 15.000 reclusos están encarcelados ahí a pesar de que se construyó para alojar a 1.500. De esos 15.000, sólo unos 3.000 cumplen condenas definitivas, los demás están a la espera de juicio. Entre ellos hay periodistas y opositores al Presidente en ejercicio, Félix Tshisekedi.
Además del hacinamiento, la mayor prisión del país padece pésimas condiciones higiénicas, infraestructuras deterioradas, inseguridad y promiscuidad entre los reclusos, falta de respeto por los derechos humanos básicos y una alimentación deficiente y de baja calidad. La seguridad interna de la prisión está gestionada por los propios presos, el Estado sólo controla el muro exterior de la prisión para evitar fugas o asaltos al exterior. En cada pabellón hay «gobiernos» dirigidos por los presos, en los que prevalece la ley del más fuerte.
La prisión ya había sufrido importantes daños durante un ataque de hombres armados en 2017, que permitió la fuga de más de 4.000 reclusos. Un ataque que nunca ha sido aclarado por las autoridades congoleñas.
(L.M.) (Agencia Fides 4/9/2024)