AMERICA/GUATEMALA - "En Guatemala la vida humana no vale nada": el Cardenal Rodolfo Quezada Toruño denuncia la cultura de muerte y sus frutos como son la explotación del hombre, la indiferencia ante el sufrimiento, la violación de las normas morales y de los derechos humanos, las amenazas contra la vida humana

jueves, 9 marzo 2006

Ciudad del Guatemala (Agencia Fides) - "La Cuaresma nos coge mientras estamos viviendo un tiempo en el que la violencia desenfrenada y las graves amenazas contra la vida incumben sobre nuestra población guatemalteca" afirma con preocupación al Arzobispo de la Ciudad del Guatemala, el Card. Rodolfo Quezada Toruño, en su carta pastoral redactada de cara a la Pascua del Señor 2006.
El Cardenal afirma que la Cuaresma, precisamente por las actuales circunstancias que vive el pueblo guatemalteco, "es el momento propicio para acoger la invitación del Señor de hacer una parada en el camino, para reflexionar", y ofrece una serie de indicaciones para vivir la Cuaresma y la Pascua con particular intensidad, considerando el doble aspecto de la muerte y resurrección, del aniquilamiento y la exaltación, de la cruz y la esperanza.
"En Guatemala la vida humana no vale nada" afirma el Card. Quezada Toruño. Existe una cultura de la muerte en la que la explotación del hombre, la indiferencia ante el sufrimiento ajeno, la violación de las normas morales y de los derechos humanos, las múltiples amenazas contra la vida humana desde su concepción hasta su término natural, son sólo algunos de los frutos de esta cultura. " Frente al triste espectáculo de la pobreza permanente que afecta a gran parte de la población de Guatemala y del mundo, ¿cómo no reconocer que la búsqueda de ganancias a toda costa y la falta de una activa y responsable atención al bien común llevan a concentrar en manos de unos pocos gran cantidad de recursos mientras el resto de la mayoría sufre la miseria, el hambre, la falta de salud, el abandono y la exclusión?” Subraya después el Arzobispo guatemalteco como es necesario recuperar la conciencia de la dignidad de la persona humana, ya que " es necesario asegurar el respeto de los derechos y el mejoramiento de las condiciones de vida no de un círculo privilegiado de pocos, sino de todos. Sólo sobre este fundamento se podrá construir un orden local, nacional e internacional realmente marcado por la justicia y solidaridad, como es deseo de todos".
En la conclusión de su carta, el Card. Toruño desea que la Cuaresma "un período propicio para difundir y testimoniar el Evangelio de la caridad en todo lugar, ya que la vocación a la caridad representa el corazón de toda auténtica evangelización". (RZ) (Agencia Fides 9/3/2006 - Líneas: 31 Palabras: 440)


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