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Niamey (Agencia Fides) - "Desde el 26 de julio hasta hoy, los primeros diez días de septiembre, aquí en Níger está en vigor una transición de régimen no anunciada y bien definida". Lo cuenta a la Agencia Fides el padre Mauro Armanino, misionero de la Sociedad de Misiones Africanas (SMA) en Niamey: "Las apariencias engañan, la vida parece fluir como siempre y, al menos en la ciudad, existe la costumbre de vivir gracias a un antiguo oficio aprendido desde la infancia. Es el sutil arte de la supervivencia diaria en el que de la nada se saca todo lo necesario para llegar al día siguiente".
"Las sanciones económicas y sociales aprobadas y aplicadas precipitadamente por algunos países vecinos de Níger, especialmente los que tienen salida al mar, agravan el sufrimiento de la ya espantosa vida cotidiana de la pobre población (véase Agencia Fides 25/8/2023). 'Estamos sufriendo', me ha dicho un artesano cuyo trabajo se ha parado repentinamente durante un mes debido a la situación creada por el golpe militar antes mencionado. 'No hay dinero para condimentos', añade, y así uno desaparece hasta la noche para no ver a sus hijos y nietos pasar hambre. 'Hasta cuándo', pregunta el mismo artesano que, antes de despedirse, pide que en las iglesias recen para que las cosas 'se arreglen' lo antes posible".
“En el país está ocurriendo algo extraordinario -añade el padre Mauro- que, mirándolo de cerca, suscita admiración y asombro. Es la resistencia cotidiana de los 'pequeños' que, sobre todo en silencio, están llevando a cabo una auténtica revolución social. Están pagando un precio muy alto por el cambio impreso en la historia de Níger por el golpe de Estado, en parte inesperado, de finales de julio (véase Agencia Fides 27/7/2023). Sufrir en silencio no suele ser noticia y, sin embargo, es uno de los pilares sobre los que se asienta la actual transición política. Un silencio que debería cuestionar a quienes se han encargado, por elección o por necesidad, de instaurar un régimen de excepción en el país y a su alrededor. No es aceptable que, sin ningún reparo, se penalice a un pueblo, es más, 'al pueblo', es decir, a los pequeños y frágiles, a los pobres y a los jóvenes en particular".
“Nadie debería atreverse a confiscar el futuro porque, entretejido como está de sueños, esperanzas e ideales, es algo sagrado. No robar el verbo vivir conjugado al futuro con dignidad es lo que debería constituir la razón de ser de cualquier política auténtica. De este fruto se puede reconocer el árbol que ha decidido plantar la transición en el país. Que no vuelva a ocurrir que el sufrimiento de los pobres sea en vano y las ocultas utopías germinadas en estos años ausentes se vendan al mejor estafador de sueños. Por eso, el silencio oculto se transforma en un grito dirigido a quienes tienen el coraje y la temeridad de acogerlo. En la complicidad de los que no tienen voz, se trata de dar una respuesta sentida al sufrimiento, a nivel local e internacional. Este será el nombre que se dará a la transición que deberá desembocar en la Conferencia Nacional abierta a todos para dar un nuevo rostro a la política. Asumir el sufrimiento de los pobres para transformar el lenguaje político del país será la base de la nueva Constitución de la República, fundada en el silencio”.
(MA) (Agencia Fides 8/9/2023)
