Buenos Aires (Agencia Fides) - Las personas devastadas por la droga y otras adicciones «son las más destrozadas de la sociedad». Y si se acercan a nosotros, o nosotros a ellos, «no tienen nada que darnos, salvo la presencia de Jesús en ellos. No tienen otra forma de devolvernos el favor que este misterio de comunión con el Señor, presente en sus vidas». Con estas imágenes, el obispo argentino Jorge Edoardo Lozano -secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)- ha sugerido la fuente que puede alimentar el trabajo común de decenas de grupos y realidades eclesiales latinoamericanas comprometidas en el acompañamiento y recuperación de toxicómanos. Por primera vez, con el apoyo del CELAM, decenas de obras eclesiales latinoamericanas comprometidas con el apoyo a quienes quieren liberarse de la esclavitud de las drogas buscan aunar esfuerzos y trabajar en red, dando vida a la Pastoral Latinoamericana de Acompañamiento y Prevención de las Adicciones (PLAPA).
El acto fundacional de la nueva red pastoral ha sido el encuentro que ha reunido en línea durante tres días (15-17 de febrero) a los responsables de 40 grupos y realidades eclesiales que operan en 13 países latinoamericanos. El encuentro, coordinado por el sacerdote argentino Carlos "Charly" Olivero, responsable nacional de la red "Familia Grande Hogar de Cristo", contó con la participación, entre otros, de representantes del Hogar Claret (Colombia), la Pastoral contra las Adicciones de la Conferencia Episcopal de Bralile, el Colectivo Social de Madres contra el Paco (Argentina), los Hogares de Menores en Santa Cruz (Bolivia) y la Pastoral de Alcohol y Drogas de la Conferencia Episcopal de Chile. Los tres días, marcados por momentos de oración, lecturas del Evangelio, escucha de intervenciones de calidad y sesiones de debate y trabajo en grupo, han brindado también la oportunidad de compartir experiencias y empezar a definir formas de colaboración concretas y estructuradas entre las distintas obras. Los participantes en el encuentro han condensado en un documento común el espíritu que anima a la nueva “red” y las perspectivas y criterios que guiarán el trabajo común.
En el documento conjunto, entre otras cosas, se subraya que el “sujeto” de la pastoral de las adicciones son precisamente las «personas rotas, heridas y descartadas de la sociedad», y quienes, como ellas, «desean la liberación y necesitan cambiar la adicción por la autonomía». La pastoral que se ha de compartir implica a la familia y a la comunidad, y reconoce un papel crucial a los “acompañantes” que han vivido la trágica experiencia de la tóxicodependencia en su propia piel, y han salido de ella, con la ayuda de Dios y de sus hermanos y hermanas, y por eso mismo pueden ahora acompañar «codo con codo, cuerpo con cuerpo» a los hermanos y hermanas que inician el camino para salir de la esclavitud de la droga. El documento también estigmatiza la creciente facilidad de acceso a sustancias, drogas sintéticas, psicofármacos y la liberalización de su consumo en espacios públicos. Destaca la relación entre consumo, delincuencia y prisión, señalando que el tráfico de drogas «solapa los papeles de consumidor y traficante», ya que se convierte en un medio para que las propias víctimas paguen su adicción.
(GV) (Agencia Fides 25/2/2023)