ASIA/CHINA - El dolor que no pasa y la esperanza custodiada. Cartas y gestos de comunión en la comunidad católica china al inicio del “Año del Conejo”

jueves, 26 enero 2023 iglesias locales   pandemia   evangelización  

Harbin (Agencia Fides) - Continúan los días festivos del Año Nuevo chino. Pero los familiares empiezan a despedirse, y poco a poco la gente comienza a volver a sus ocupaciones ordinarias. Para muchos, en las últimas semanas, los momentos de alegría se han entremezclado con pensamientos preocupados por lo que se ha vivido en el último brote pandémico, y con el triste recuerdo de los muchos ancianos que se ha llevado Covid-19. En muchas ciudades, las flores más vendidas en los días de fiesta han sido los crisantemos, las flores de los difuntos.
En las comunidades católicas chinas diseminadas por todo el país, los gestos de fe más sencillos han mantenido despierta y viva la conciencia de muchos ante la realidad, preservándolos de los mecanismos sociales de eliminación artificial del dolor. Las misas han conmemorado a los fallecidos, y la fe de las comunidades no ha ocultado el sufrimiento físico y espiritual experimentado por el pueblo chino en los últimos tres años sino que lo ha abrazado.
Un signo elocuente y público de cómo la fe de los Apóstoles puede iluminar el camino de los católicos chinos en estos tiempos complicados es la carta pastoral difundida al comienzo del nuevo año por el padre Joseph Zhao Hongchun, Administrador Apostólico de Harbin, capital de la provincia de Heilongjiang, en el noreste de China continental. Un texto compartido para sugerir a todos que la fe en Cristo puede confortar los corazones e iluminar el camino, incluso en una época en la que tantas personas experimentan sufrimientos y dificultades debido a las consecuencias de la pandemia.
Don Zhao ya había escrito una carta pastoral hace dos años para ofrecer puntos de discernimiento cristiano ante el brote pandémico. En su nuevo mensaje, don Zhao subraya, ya desde el título, que cuidar de la propia salud y preocuparse por preservarla de los embates de la enfermedad, no quiere decir tener una actitud de cálculo egoísta, porque para todo cristiano “la buena salud es un don que hay que poner al servicio de los demás, por amor a Dios”.
La carta del Administrador Apostólico de Harbin se estructura en torno a tres pasajes tomados de la Sagrada Escritura, para poner de relieve que sólo con fe se puede tender la mano y pedir a Jesús que dé fuerza y consuelo para continuar el camino de la vida y atravesar el tiempo de la prueba. “El temor de Dios”, escribe don Zhao, citando un versículo del Libro de los Proverbios, “es el principio de la Sabiduría, el conocimiento del Santo es la inteligencia”. En tiempos de pandemia, sólo permaneciendo cerca de Jesús uno no se pierde, y Él le ayuda a caminar sin tratar de olvidar o alejarse de la realidad.
El segundo pasaje que don Zhao ofrece para reflexionar y obtener consuelo es la frase en la que San Pablo, en la Carta a los Colosenses, escribe sobre completar en su carne “lo que falta a las aflicciones de Cristo” (Col 1,24). Esto -aclara el Administrador Apostólico de Harbin- “no significa que el sufrimiento de Cristo por la salvación del mundo no sea suficiente, sino que el misterio de la redención realizado a través del Santísimo Cuerpo de Cristo sigue actuando en nosotros”. Por eso podemos afrontar con alegría “todo lo que sucede en nuestra vida”, ya que “todo contribuye al bien de los que aman a Dios”.
Además - prosigue la carta de don Zhao - citando un versículo del Evangelio de Mateo, “Dios prefiere la misericordia a los sacrificios” (Mt 9,13). Y quien prueba su misericordia “puede entrar en comunión con Él y gozar de su vida divina”.
La fe de los Apóstoles -señala Don Zhao- es tan sencilla como recibir la vida del amor de Dios y darla a los demás.
La carta del Administrador Apostólico de Harbin cita también un pasaje del Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz 2023, aplicándolo a la situación local: “Ciertamente, habiendo tocado con nuestras propias manos la fragilidad que caracteriza la realidad humana y nuestra existencia personal, podemos decir que la mayor lección que nos lega Covid-19 es la constatación de que todos nos necesitamos unos a otros, de que nuestro mayor tesoro, aunque también el más frágil, es la fraternidad humana, fundada en nuestra común filiación divina, y de que nadie puede salvarse solo”. Don Joseph Zhao invita a los hermanos y hermanas de la comunidad católica local a entrar en el nuevo año, aún marcado por las tribulaciones a causa de la pandemia, atesorando las palabras de Jesús en el Evangelio de Mateo: “Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia”. (Mt 6, 33-34).
(NZ) (Agencia Fides 26/1/2022)


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