Ulan Bator (Agencia Fides) - Chamingerel, la mujer mongola de 35 años que actualmente coordina la oficina pastoral de la Prefectura Apostólica de Ulan Bator, entiende las nuevas tecnologías digitales y habla varios idiomas. Como nombre de bautismo, eligió el de Rufina, la santa romana del siglo III martirizada junto a su hermana Seconda por no abjurar de la fe en Cristo. En Chamingerel/Rufina también hoy se puede sentir la alegría bautismal que florece en las buenas obras. “Conocí la fe católica - dice Rufina - cuando era estudiante. Un pariente mío y su familia me invitaron a asistir a mi primera celebración eucarística. Por primera vez, entré en una parroquia. Fue en 2004. Todavía me emociona recordarlo. Me impresionaron las palabras de la homilía y en general el ambiente de acogida hacia todos. Hoy puedo decir que el encuentro con los cristianos me abrió los ojos y el corazón”.
En la actualidad, Rufina trabaja en la oficina pastoral de la Prefectura Apostólica junto con otras dos laicas de nacionalidad mongola, que desempeñan las funciones de traductora y catequista respectivamente.
“Coordinar la oficina pastoral es mi forma de apoyar a la Iglesia en Mongolia, y de mantener un corazón abierto. Ver cómo nuestra oficina es un punto de conexión para todas las parroquias y misioneros es una fuente de satisfacción para”, dice Rufina. “Lo veo concretamente – añade - cuando organizamos cursos para catequistas de diferentes parroquias. En estas ocasiones sentimos realmente que somos una Iglesia unida en Cristo”.
La oficina pastoral, que este año ha recibido también el apoyo de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe, es una pequeña estructura con diversas tareas operativas, que van desde la traducción de los documentos de la Iglesia -precisamente para responder a la urgente necesidad de disponer de textos en la lengua local- hasta la formación de los catequistas (que son, en su mayoría, jóvenes madres y estudiantes), o la preparación de encuentros en la Prefectura, pasando por la comunicación a través de las redes sociales y la actualización de la página web. El "centro" de cada obra sigue siendo la atención a las personas individuales en su camino de fe. En Mongolia hay unos 1.300 católicos bautizados en una población de más de 3 millones.
“Hay que tratar de percibir lo que ocurre en el corazón de un mongol o mongola que ha recibido el Evangelio. Muchos se encuentran con el cristianismo después de que su sensibilidad haya sido alimentada y formada por el budismo y el chamanismo. Por eso es importante que su corazón pueda percibir “la esencialidad del cristianismo con su corazón y su inteligencia”, también creando espacios y oportunidades “para escuchar a los fieles, y captar lo que sucede en lo profundo de su persona”, explica Rufina, que recuerda el papel fundamental de los misioneros en Mongolia llamados a convertirse en "pequeñas semillas" capaces de transmitir casi con un "susurro" la esencialidad de la fe. «Susurrar el Evangelio en el país del eterno cielo azul» es precisamente el título del libro escrito por el entonces obispo, ahora cardenal, Giorgio Marengo, prefecto apostólico de Ulan Bator.
(EG) (Agencia Fides 29/10/2022)