Karonga (Agencia Fides) – “Ayudar a un niño en la nutrición y la educación es un gesto concreto que da vida y construye un futuro”, afirma Sor Franca Zonta, Superiora General de la Congregación de las Hijas de María Inmaculada de Agen (Marianistas). “Un niño que es amado y apoyado en su crecimiento se convierte en un adulto capaz de actuar por su propio bienestar y el de la comunidad”, subraya en su invitación a colaborar en la emergencia educativa de los niños de Karonga.
“En esta zona rural de Malawi, los pequeños son totalmente ignorantes”. No hay ningún centro educativo para niños de entre dos y cinco años. Los misioneros quieren ayudarles poniendo en marcha una guardería para 60 niños de familias vulnerables, marginadas por la discriminación de género o estigmatizadas por padecer enfermedades como el VIH (SIDA).
En el país, los niños constituyen casi la mitad de la población y la mayoría de ellos suelen estar privados de derechos esenciales: alimentación, agua, salud, educación. “La educación primaria de 6 a 14 años es obligatoria, pero sólo la mitad de los alumnos completan este ciclo de estudios. Además, el hacinamiento en las aulas y la falta de profesores hacen que muchos niños sigan sin saber leer y escribir al llegar al cuarto grado.
Muy pocos terminan la escuela secundaria, y las niñas abandonan la escuela a causa de los matrimonios precoces. En este difícil escenario es donde trabajan las Hermanas Marianistas, comprometidas con la educación de los niños, niñas y chicos de las aldeas de Karonga.
La Congregación está presente en 16 países de cuatro continentes, tratando de llegar a los excluidos, a los marginados, a los olvidados de la sociedad con gestos de solidaridad y ayuda.
(AP) (Agencia Fides 2/3/2022)