AFRICA/SUDAN - "Las niñas huérfanas sudanesas viven la situación más dramática en la tragedia sudanesa" dice Sor Fúlgida Gasparini, provincial comboniana del sur de Sudán

martes, 13 diciembre 2005

Roma (Agencia Fides) - "En la tragedia sudanesa la situación más dramática la viven las niñas huérfanas" dice Sor Fúlgida Gasparini, provincial comboniana del sur de Sudán. "En la cultura sudanesa en efecto la niña es educada desde la más tierna edad para servir a la familia: recoger la leña y el agua, vigilar el rebaño, etc… Cuando pierde a sus padres, la niña entra dentro de la "gran familia ampliada", el clan. Esto, por un lado es positivo porque garantiza un mínimo de protección a la pequeña, pero por otro, es un drama porque la niña se ve obligada a servir a un número mayor de personas" explica la misionera que desarrolla desde hace 5 años su servicio en el sur de Sudán. "Otro grave problema es el de los niños soldado que son desarmados al final de la guerra" añade la misionera "En nuestras escuelas hemos creado clases especiales sólo para ellos, porque estos chicos han visto cosas terribles durante la guerra, y necesitan hablar entre ellos para superar juntos sus traumas."
Sor Fúlgida trabaja en Sudán desde el 2000 y coordina desde el pasado mes de junio el trabajo de las 42 misioneras Combonianas que trabajan en la provincia. "Actualmente desarrollo mi misión en el "Saint Josephina Bakhita Formation Centre" en Kitale administrado por la diócesis de Rumbek. El centro administra un seminario menor, un centro de formación para catequistas, una escuela para enfermeras y una escuela para profesores. Estas estructuras que se encontraban en Kenia, están a punto de ser trasladadas en Sudán, gracias a la mejora de las condiciones de seguridad."
Sor Fúlgida traza un cuadro de las actividades de las religiosas Combonianas de la provincia del sur Sudán: "Además del centro de la diócesis de Rumbek, tenemos luego dos comunidades que trabajan con las poblaciones Dinka, poblaciones seminómadas que se han desplazado en las zonas cenagosas para huir de la guerra. Estas dos comunidades administran ambulatorios y escuelas y colaboran en las actividades pastorales de base y en la promoción de la mujer."
"Hace dos años" continúa la misionera “abrimos una nueva comunidad en Gidel en los montes Nuba. La población local, los Nuba, son campesinos sedentarios. También ellos han sufrido las consecuencias de la guerra. Han padecido bombardeos, razias, violaciones, pero han logrado mantenerse en sus tierras, porque las montañas los han protegido".
Está luego la comunidad de Nzara, en la diócesis de Tombura - Yambo poblada por los Azande, una etnia de labradores sedentarios. En aquella zona la tierra es particularmente fértil, pero los campesinos sufren las consecuencias de la falta de carreteras que impide la comercialización de los productos agrícolas. Es ciertamente una pena ver como se estropea tanta fruta. La falta de infraestructuras es realmente dramática: además de las carreteras, faltan hospitales y escuelas. En esta zona hay una alta incidencia del Sida que plantea serios problemas sanitarios".
"También en la zona más abajo del sur de Sudán, en la frontera con Uganda, tenemos la comunidad de Lomin, que trabajan con los Kuku y la comunidad de Nyal en la diócesis de Malakal habitada por los Nuer otra población seminómada. También en esta zona hay abundantes recursos hídricos pero no hay carretas ni infraestructuras".
"Las Religiosas Combonianas trabajan tanto en el plano de la acción pastoral, como en el de la promoción humana, tratando de valorizar y hacer crecer los recursos de la Iglesia local" dice Sor Fúlgida. "En 5 años, por ejemplo, en el centro de la diócesis de Rumbek, que todavía refleja la validez del Plan de Comboni - Salvar África con África - otras 3 hermanas y yo hemos formado más de 250 catequistas y 200 profesores, qué hora enseñan en las escuelas rurales a los niños que de otra manera se quedarían sin instrucción. Nuestra acción busca de hecho, promover la dignidad de la persona, por medio de la instrucción y el trabajo. Es ciertamente una tarea más compleja que la de llevar una ayuda material porque presupone una implicación con las personas y una inmersión en la cultura local".
"Para llegar a un mayor número de personas, tenemos el proyecto de una radio que ofrece programas educativos y pastorales a toda la población del Sur de Sudán" dice sor Fúlgida que concluye dirigiendo un llamamiento a todos: "Ayudadnos a reconstruir el sur de Sudán. Millones desplazados y de refugiados están volviendo a sus pueblos de origen pero les falta de todo. Hay que reconstruir pero a implicando la población local, porque deben sentir que esa escuela, ese pozo ha sido construido por ellos y para ellos y sus hijos, enseñando cómo mantener en función estas obras a lo largo de los años". (L.M) (Agencia Fides 13/12/2005 Líneas: 56 Palabras: 801)


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