Salisburgo (Agencia Fides) - “La iglesia local y la iglesia universal están unidas de forma esencial y recíproca”, lo ha afirmado Mons. Giampietro Dal Toso, Secretario adjunto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y Presidente de las Obras Misionales Pontificias, con motivo del 50° aniversario del hermanamiento entre las diócesis de la Archidiócesis de Salisburgo en el marco del “Zukunftsfest” (Fiesta del Futuro) organizada por la Archidiócesis (21-24 de septiembre). En la ceremonia conmemorativa del 21 de septiembre, han estado presentes las delegaciones de las diócesis de Bokungo-Ikela (República Democrática del Congo), San Ignacio de Velasco (Bolivia) y Daegu (Corea del Sur) bajo la dirección de sus respectivos obispos locales. El Arzobispo Dal Toso ha hablado sobre el tema “Iglesia universal e Iglesia local: communio y missio” y en este contexto, ha explicado la importancia de la comunión eclesial en lo que se refiere a los aspectos universales en la actividad misionera.
En primer lugar el Arzobispo ha recordado el papel especial de la Archidiócesis de Salisburgo como “Primas Germaniae”, subrayando la importancia de la “contribución aportada a la iglesia universal por parte de las iglesias de lengua alemana”. No obstante esto, ha continuado el Arzobispo, “la iglesia es tal porque las iglesias locales y universales están unidas de forma esencial y recíproca” y “la Iglesia no puede ser tal si no es universal y local al mismo tiempo”. Este “espíritu” se puede observar también en la larga colaboración de la archidiócesis de Salisburgo con las diócesis hermanadas: “Nos hemos reunido hoy para celebrar un ejemplo concreto de esta unidad: 50 años de cooperación mutua con varias iglesias locales, porque queremos testimoniar esta unidad en Cristo”.
Sin embargo, en la Iglesia, la comunión y la misión dependen la una de la otra. “Por lo tanto se trata de la comunión en la misión en el mundo. No obstante, la comunión de la iglesia no es un fin en sí misma y no debe conducir a la autosuficiencia”, ha subrayado Mons. Dal Toso. Esto se traduce en la comprensión “de la communio como missio”.
Sobre el tema de la “missio en la iglesia”, el Arzobispo ha recordado los impulsos misioneros del Concilio Vaticano II y por último la convergencia de la idea de la missio ad gentes con la idea de la nueva evangelización: la iglesia debe “redescubrir su impulso misionero” y “esto vale para cada individuo: todos los cristianos deben ser misioneros literalmente”.
Luego el Arzobispo Dal Toso ha subrayado el compromiso particular de la Archidiócesis de Salisburgo, bajo la forma de hermanamiento “que a través de la oración, el intercambio y el aprendizaje recíproco dan testimonio de como vivimos juntos como miembros de la iglesia universal, miembros del cuerpo de Cristo”. Esto ayuda “a no perder la visión de toda la misión de la iglesia”.
Es de especial importancia “que los misioneros que parten de una diócesis hacia el mundo entero no sean olvidados. Que continúen a recibir apoyo desde la oración y las donaciones, tarea principal de las Obras Misionales Pontificias” porque “a pesar de las preocupaciones sobre las responsabilidades específicas de los hermanamientos diocesanos, la misión universal de la Iglesia no debe descuidarse”. Esto está garantizado por el “Fondo de Solidaridad” que, establecido en los Secretariados Internacionales de las Obras Misionales Pontificias, “administra y distribuye equitativamente” las donaciones recolectadas con motivo del Día Mundial de las Misiones y, junto con la atención primaria de las diócesis necesitadas, también apoya proyectos pastorales y sociales concretos.
Al concluir, el Presidente de las Obras Misionales Pontificias ha recordado la iniciativa especial lanzada por el Papa Francisco del “Mes misionero extraordinario de octubre de 2019” con el tema “Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo”. “Nos complace que con esta iniciativa podamos despertar el espíritu misionero en toda la Iglesia”, ha afirmado el Arzobispo. (MS) (Agencia Fides, 22/09/2018)