VATICANO - Benedicto XVI al tercer grupo de Obispos de México: "os invito a proseguir sin desaliento en la función de enseñar y anunciar a los hombres el Evangelio de Cristo… En la sociedad actual, no debemos caer en el desánimo ni en la falta de entusiasmo en los proyectos pastorales”.

sábado, 24 septiembre 2005

Castel Gandolfo (Agencia Fides) - "Vuestro ministerio pastoral se ha de dirigir a todos, tanto a los fieles que participan activamente en la vida de la comunidad diocesana como a las personas que se han alejado y que buscan el sentido de la propia vida. Por eso os invito a proseguir sin desaliento en la función de enseñar y anunciar a los hombres el Evangelio de Cristo… En la sociedad actual, que da muestras tan visibles de secularismo, no debemos caer en el desánimo ni en la falta de entusiasmo en los proyectos pastorales. Recordad que el Espíritu os da las fuerzas necesarias. Tened confianza en Él" Es la exhortación que el Papa Benedicto XVI ha dirigido al tercer grupo de Obispos mexicanos, recibidos en audiencia en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo el 23 de septiembre, de visita Ad Limina Apostolorum.
Los Obispos pertenecen a las circunscripciones eclesiásticas mexicanas del Centro-oriente (Jalapa, Ciudad de México, Puebla, Tlalnepantla y diócesis sufragáneas). "El centro de la República Mexicana - ha recordado el Santo Padre - es la región donde se asentaron los antiguos pueblos indígenas y donde empezó la acción misionera de la Iglesia, extendiéndose a las demás regiones. La vida urbana está marcada por la convivencia de múltiples culturas y costumbres… la vida es compleja por las diversas clases sociales a las que la pastoral diocesana debe atender sin discriminación, cuidando de manera prioritaria a quienes se encuentran en situación de gran pobreza, soledad o marginación. Todos estos grupos sociales forjan el rostro urbano y constituyen un continuo desafío para la tarea pastoral, cuya planificación debe atender también a los hermanos que emigran, cada vez en mayor número, del ambiente rural al urbano en busca de una vida más digna". Esta realidad y sus apremiantes problemas, deben ser el centro de atención del Obispo, quien "debe promover y consolidar la comunión, de modo que los fieles se sientan llamados con mayor intensidad a la vida comunitaria, haciendo que la Iglesia sea "la casa y la escuela de la comunión".
El Papa ha pedido después a los Obispos de “dedicar los mejores desvelos y energías a los sacerdotes”, primeros colaboradores del Obispo en el ministerio pastoral: "Os aliento a estar siempre cerca de cada uno, a mantener con ellos una relación de amistad sacerdotal, al estilo del Buen Pastor. Ayudadles a ser hombres de oración asidua … La oración del sacerdote es una exigencia de su ministerio pastoral, porque para la comunidad es imprescindible el testimonio del sacerdote orante, que proclama la trascendencia y se sumerge en el misterio de Dios. Preocupaos por la situación particular de cada sacerdote animándolo a proseguir con gozo y esperanza por el camino de la santidad sacerdotal, ofreciéndole la ayuda que necesite y fomentando también la fraternidad entre ellos. Que a ninguno le falten los medios necesarios para vivir dignamente su sublime vocación y ministerio. Cuidad también con particular esmero la formación de los seminaristas y promoved con entusiasmo la pastoral vocacional".
Por último, el Papa ha concluido invitando a la esperanza: "Ante un panorama cambiante y complejo como el actual, la virtud de la esperanza está sometida a dura prueba en la comunidad de los creyentes. Por eso mismo hemos de ser apóstoles esperanzados, que confían con alegría en las promesas de Dios. Él nunca abandona a su pueblo, sino que lo llama a conversión para que su Reino se haga realidad. Reino de Dios quiere decir no sólo que Dios existe y vive, sino que está presente y actúa en el mundo". (S.L) (Agencia Fides 24/9/2005; Líneas: 45 Palabras: 639)


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