ASIA/FILIPINAS- Muere el Card. Jaime Sin, Arzobispo emérito de Manila, después de una larga enfermedad: una figura de referencia en la historia de la Iglesia y de la nación

martes, 21 junio 2005

Manila (Agencia Fides) - Se ha cerrado una página importante de la historia de la Iglesia y de la nación filipina con la muerte del Card. Jaime Sin, Arzobispo emérito de Manila, muerto a la edad de 76 años en la capital, en la noche entre el 20 y 21 de junio. Combatia desde hace años con la diabetes y con una insuficiencia renal y estaba sometido a diálisis. Según el secretario del Cardenal, padre Jun Sescon, la salud de Sin se había deteriorado ulteriormente después de la muerte de Juan Pablo II. "Le afectó mucho la muerte del Santo Padre", ha dicho el secretario del Cardenal recordando como el sufrió el Cardenal por no haber podido participar, por motivos de salud, ni en los funerales de Juan Pablo II, ni en el Cónclave para la elección del nuevo pontífice. En aquella ocasión declaró a la Agencia Fides: "Benedicto XVI es un hombre brillante y bueno, que pertenece a la misma tradición de Juan Pablo II."
El Card. Sin se había retirado de la actividad pastoral activa en noviembre del 2003 pero continuaba siendo una figura de referencia para este país asiático de mayoría católica.
"La historia recordará como un día de tristeza aquel de la muerte de un gran libertador del pueblo filipino y un campeón de Dios", ha declarado la Presidenta de Filipinas Gloria Macapagal Arroyo. El Cardenal fue un activo partidario de los movimientos populares que llevaron a la caída de dos presidentes, el dictador Fernando Marcos en 1986 y el presidente Joseph Estrada en el 2001, en las que fueron llamadas "Revoluciones de los Rosarios” precisamente porque la gente encontró en las palabras del líder espiritual, difundidas por radiomensajes, un estímulo decisivo para la protesta no violenta. Arroyo, que sucedió a Estrada, ha subrayado: “Nos deja una herencia de libertad y justicia, forjadas en un profundo ánimo personal."
El Card. Sin tenía claro el papel que la Iglesia, como fuerza moral, debía realizar para el crecimiento de la nación filipina y esta convicción suya lo expuso a veces a críticas de injerencia en la vida política del país. Pero él siempre se batió por los valores evangélicos, por la paz, la justicia, la transparencia, contra la corrupción y la violencia.
Nacido en 1928 de madre china y padre filipino, fue ordenado sacerdote en 1954. Después de haber animado la pastoral de parroquias en un área montañosa, en junio de 1957 fue nombrado Rector del seminario San Pío X. En 1967 fue elegido Obispo por Pablo VI y, después de haber desarrollado su servicio pastoral en la diócesis de Jaro, en 1974 fue nombrado Arzobispo de Manila. Posteriormente fue creado Cardenal en el Consistorio del 24 de mayo de 1976. Ha sido Presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas, de 1977 a 1981. Por dos veces acogió al Santo Padre Juan Pablo II en visita pastoral en Filipinas (1981 y 1995). En el curso de la segunda visita, con ocasión de la X Jornada Mundial de la Juventud, el 15 de enero de 1995, al menos cuatro millones de fieles participaron en la Celebración Eucarística en el Rizal Park de Manila.
Se esperan para sus funerales centenares de millares de personas y la presencia de numerosos líderes civiles, religiosos y políticos. Sus restos descansarán en la cripta de la Catedral de Manila. (PA) (Agencia Fides 21/6/2005 Líneas: 39 Palabras: 583)


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