VATICANO - Desde el santuario mexicano de la Virgen de Guadalupe el Card. Sepe lanza una nuevo llamamiento a la Misión: “No hay obra más urgente, no existe vocación más alta que la de cooperar, como Maria, en la misión apostólica de la Iglesia"

miércoles, 9 marzo 2005

Ciudad de México (Agencia Fides) - "Desde este Santuario Mariano, a los pies de la Virgen de Guadalupe, quiero lanzar hoy un llamamiento para la Misión ad gentes. La humanidad espera con ansia la luz y la Verdad del Amor de Cristo. Muchas personas lo conocen, pero viven en la tristeza, en el pesimismo o en la desesperación. Millones de personas, ni tan siquiera han oído hablar de Él. ¿Dónde están los evangelizadores?, ¿dónde los testimonios de su resurrección?, ¿los que sienten el fuego de la Palabra divina en su interior? No hay labor más apremiante que dicha misión, no hay vocación más alta que - al igual que María - cooperar en la misión apostólica de la Iglesia en la regeneración de los hombres." Es el apasionado llamamiento lanzado por el Prefecto de la Congregación de la Evangelización de los Pueblos, el Card. Crescenzio Sepe, durante su viaje pastoral en México. El Card. Sepe presidió ayer, 8 de marzo, una solemne Concelebración Eucarística en la Basílica dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe. Concelebraron los Obispos de la Comisión Episcopal de las Misiones, el Director Nacional y los Directorios Diocesanos de las Obras Misionales Pontificias, con los que el Cardenal Prefecto se reunió después de la misa. "Cada uno de nosotros está al servicio del mandato misionero de nuestro Señor - dijo el Card. Sepe en la homilía -. Depende de nosotros, y de modo particular, de vosotros Directores Diocesanos de las Obras Misionales Pontificias, que este impulso misionero que nace en Guadalupe invada todas las parroquias y diócesis de México."
Recordando el pasaje evangélico que cuenta la visita de la Virgen Maria a su prima Santa Isabel, el Card. Sepe ha destacado la alegría que invade toda la escena de la Visitación, para subrayar que " Evangelizar significa transmitir dicha alegría, anunciar la Buena Noticia de la salvación a quien vive en el sufrimiento y en la tristeza… En nuestras sociedades secularizadas, dominadas por el relativismo moral y por la alegría superficial de un fútil hedonismo, el anunciar a Cristo, - y a éste crucificado -, encuentra muchas veces el rechazo, la indiferencia. Ante esta situación, no raramente se siente la tentación de rebajar el mensaje de Jesús y de acomodarlo “a la mentalidad de nuestro siglo”. Obrar así significa impedir al hombre que experimente el “gozo pleno” que Jesús prometió a sus discípulos".
En la Exhortación Apostólica "Ecclesia in América", el Santo Padre Juan Pablo II escribe: "la aparición de María en la colina del Tepeyac, tuvo una repercusión decisiva para la Evangelización. Este influjo va más allá de los confines de la nación mexicana, alcanzando a todo el Continente” (n.11). "Este impulso misionero ha tenido su origen aquí, en Guadalupe. Y desde aquí ha llegado a todo el mundo, ya desde la incipiente historia de la Iglesia en este amado País, mediante la vocación misionera de numerosos sacerdotes, religiosas y religiosos mexicanos. A todos ellos, enviados por el Espíritu a los cinco continentes, deseo expresarles la gratitud y el reconocimiento de la Iglesia universal por su generoso empeño en la obra de la evangelización". Por último, el Card. Sepe se ha manifestado consciente de que el gran compromiso solicitado para el trabajo misionero supera nuestras débiles fuerzas humanas, "pero no estamos solos, Jesucristo está con nosotros." ha exhortado, confiando al Virgen de Guadalupe el camino de la Iglesia y de la humanidad. El Cardenal concluyó la homilía con estas palabras: "Llegue a todos el saludo, la oración y la bendición del Santo Padre". (S.L) (Agencia Fides 9/3/2005; Líneas: 43 Palabras: 628)


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