ASIA/COREA DEL SUR - Solemne Eucaristía con los cardenales Ennio Antonelli y Silvano Piovanelli, ante la presencia de miembros de la Iglesia coreana, en una iglesia de Empoli: dedicación de un altar a San Andrés Kim Taegon, primer sacerdote coreano martirizado en 1846, con tan sólo 25 años

viernes, 4 febrero 2005

Florencia (Agencia Fides) - Un trozo de la historia de la Iglesia coreana y su espiritualidad quedará fijado para siempre en una iglesia italiana: en la iglesia parroquial de S. Jacopo en Avane de Empoli (diócesis de Florencia) se ha dedicado un altar en honor del mártir coreano San Andrés Kim Daegon, primer sacerdote coreano. La celebración de la dedicación estuvo presidida, el 30 de enero pasado, por el Card. Ennio Antonelli, Arzobispo de Florencia, en una Eucaristía concelebrada por el Card. Silvano Piovanelli, Arzobispo emérito de Florencia, Don Antonio Tal Su Jon, Rector del Pontificio Colegio Coreano de Roma, y el párroco de Avane, Don Renzo Fanfani.
La dedicación de un altar de la archidiócesis de Florencia a un mártir coreano - primero en Italia, con la excepción del de la capilla del Pontificio Colegio Coreano - asume un sentido particularmente emblemático, porque tiene en el año que el Santo Padre ha querido dedicar a la Eucaristía. Don Tal Su Jon tuvo, en calidad de delegado de la Conferencia Episcopal coreana, el discurso de saludo, expresando a los participantes la profunda alegría y gratitud de la Iglesia católica coreana, en particular de la comunidad católica coreana que vive en Italia, "por una muestra de amistad fraterna que nos honra."
El Card. Antonelli en la homilía afirmó que el icono de San Andrés Kim Daegon, reproducido en la cristalera de la iglesia de S. Jacopo por el maestro artesano florentino Domenico Ricciarelli, recuerda a la comunidad cristiana la universalidad de la Iglesia. La veneración de la imagen de un santo coreano en un país lejano recuerda la necesidad de la apertura misionera. Dirigiéndose a los numerosos fieles, italianos y coreanos, el Card. Antonelli afirmó que "el testimonio de San Andrés Kim Daegon nos recuerda el deber de vivir la radicalidad del Evangelio: los mártires son bienaventurados porque han sufrido por el nombre de Jesús y constituyen un ejemplo para un camino de santidad."
El sacerdote Andrés Kim Daegon fue martirizado, a la edad de tan sólo 25 años, en 1846, con ocasión de una de las numerosas persecuciones contra la Iglesia católica coreana que, a lo largo de más que cien años, trajeron consigo el sacrificio de diez mil bautizados (cifra que algunos historiadores elevan hasta veinte mil) sometidos a crueles torturas, decapitados, muriendo abandonados en las cárceles o bien ahogados en ríos.
En los últimos dos siglos la Iglesia coreana ha vivido una fase de progresivo desarrollo: a principios del tercer milenio, el número de fieles creció hasta 4,5 millones. Son numerosos los jóvenes sacerdotes que son enviados a Roma para estudiar en los ateneos pontificios y obtienen licenciaturas y doctorados, En 1995, el sacerdote coreano Don Martino Kim fue enviado por la archidiócesis de Seúl, como fidei donum, a la Archidiócesis de Florencia: por primera vez en la historia de la Iglesia católica coreana es enviado, por el Card. Stephen Kim, un misionero a Italia. Ha este hecho le siguió poco después la llegada de otros sacerdotes diocesanos y de algunas religiosas de la Congregación de las Pequeñas Siervas Sagrada Familia, que se han ocupado de la asistencia a los enfermos en el hospital y de la gestión de un comedor para pobres. El altar dedicado al mártir a Andrés Kim Daegon representa un puente que une la archidiócesis de Florencia con la joven Iglesia coreana en un simbólico abrazo. (PA) (Agencia Fides 4/2/2005 Líneas: 43 Palabras: 610)


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