ASIA/TAILANDIA - "Los pobres me han evangelizado": los misioneros trabajan para devolver la esperanza a un grupo de pescadores afectados por la tragedia del maremoto

miércoles, 19 enero 2005

Bangkok (Agencia Fides) - El Padre Renato Attrezzi, misionero camiliano trabaja con el personal de los dos hospitales, el Camillian Hospital de Bangkok y el San Camillo Hospital de Ratchaburi, para reconstruir la vida de esta población que ha perdido todo menos la esperanza. A continuación la carta que ha enviado a Fides:
"Queridos amigos, después de esta última visita a los lugares de la tragedia quiero informaros de la situación actual y del empeño futuro de nuestro Instituto y de mi personal.
Interviniendo de forma inmediata en cuanto que nos dimos cuenta de la vastedad del problema, nosotros los Camilianos nos hemos orientado hacia un grupo de pescadores (en total 186 familias) a los que la ola anómala del 26 de diciembre privó de todo. En la tragedia perdieron la vida unas 80 personas, algunas de los cuales no han sido todavía halladas. Presa del miedo, muchos encontraron refugio en una colina a unos tres kilómetros del mar. Aquí hemos preparado nuestro campo base para la asistencia, a menudo basada en la escucha de sus historias. A la vez hemos buscado contactos con las autoridades para una mayor colaboración. La fase de la emergencia continuará todavía hasta el 20 de enero, en que tendrá lugar la mudanza a casas de madera que están preparando los militares. Debo subrayar el gesto increíble de la población golpeada, que ha querido que la primera casa de madera, la más grande, fuera para nosotros.
Los niños son 108, todo en las tiendas con los familiares, y ya han vuelto a la escuela. El edificio escolar fue completamente destruido pero se reúnen en las casas de los maestros o en los edificios públicos que están bien. Ahora estamos preparando las fichas individuales y en marzo daremos la primera ayuda al grupo. Sucesivamente se verá si ayudar a los que se han quedado solos, insertándolos en los núcleos familiares de los familiares o en instituciones. Todo esto está haciendo renacer en ellos de nuevo la esperanza, que intentamos mantener siempre encendida.
Además de la ayuda específica a los niños, también nos dedicaremos a la reconstrucción de las casas, adquiriremos barcos y material de pesca y aseguraremos la escuela y un dispensario.
Después de haber descrito nuestros proyectos, es preciso por mi parte, dar un testimonio de lo que he visto hacer al personal de nuestros dos hospitales. Muchos de ellos no son cristianas, pero han servido a sus hermanos en la necesidad con gran caridad y generosidad. Después de haber preparado el campo médico, eficiente en todos los aspectos, comenzaron las visitas, medicaciones, sentándose con cada uno y escuchando las historias de todo. A menudo tienen que levantarse por la noche para coser heridas y dar medicaciones: en sus labios siempre hay una sonrisa. Su jornada es muy intensa. Recogen todos los datos en registros, acogen a los visitantes y luego distribuyen a las familias los paquetes y la comida. Por la tarde improvisan espectáculos con canciones, danzas y alguno chistes para arrancar una sonrisa.
Esta experiencia siempre me convence cada vez más de una verdad que sigo repitiendo a mí mismo: "Los pobres me han evangelizado". (AP/RA) (19/1/2005 Agencia Fides; Líneas: 38 Palabras: 546)


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