EUROPA/ITALIA - "El sentido de la Navidad y la representación del Pesebre de Greccio": contribución del "Belén franciscano"

jueves, 23 diciembre 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "En su experiencia mística, Francisco supo toda la intensidad del amor extraordinario de Dios hacia el hombre, del Creador hacia la criatura. Siempre, durante su vida, quedó admirado ante este gran misterio: ¡el omnipotente que se hace pequeño como un niño por amor al hombre! ": escribe el P. Giglio Calcagna Ofm, Superior del Convento de los Frailes menores en Creggio en un mensaje enviado a la Agencia Fides sobre el sentido de la Navidad y de la representación del Belén en Greccio. Lo publicamos íntegramente.
"Desde el día en que el hombre ha tomado conciencia de su ser como criatura, que quiere decir que por encima de el podía haber un Ser Superior, Creador de todo el universo, siempre ha tratado de establecer relaciones con este Ser, por medio de gestos y también pronunciando oraciones con el fin de ganar su favor. Pero quizás la mayor aspiración del hombre desde siempre es sobre todo, la de poder ver y hablar con este Dios tan grande e inaccesible.
Pero este profundo anhelo del hombre habría quedado para siempre insatisfecho, si Dios mismo no hubiera tomado la iniciativa y hubiera decidido venir al encuentro del hombre, descubriendo su rostro y haciéndose conocer de él. En el fondo el auténtico y auténtico sentido de la Navidad es precisamente éste: en la plenitud de los tiempos el Dios invisible, decidió hacerse visible, enviando a su Hijo Jesús a asumir nuestra naturaleza humana, estableciendo con el hombre una relación directa de amor, sin intermediarios. Pero para evitar que el hombre se asustara, por la grandeza de la divinidad que podía bajar del cielo, Dios eligió encarnarse en la debilidad de un niño, en todo igual a cualquier otro niño de este mundo.
En su experiencia mística, Francisco supo acoger en este acontecimiento divino en toda su intensidad del amor extraordinario de Dios hacia el hombre, del Creador hacia la criatura. Siempre durante su vida quedó admirado ante este gran misterio: ¡el omnipotente que se hace pequeño como un niño por amor al hombre!
Estamos en el diciembre del año 1223: Francisco había vuelto de Palestina hacia algún mes, dónde había tendido la posibilidad, concedida por el sultán islámico, de visitar los lugares dónde Jesús vivió. Durante el viaje quedó profundamente impresionado sobre todo de Belén, de la pobreza y sencillez del lugar dónde había nacido Jesús. Una vez en Italia y al aproximarse la solemnidad del nacimiento del Salvador y encontrándose en el territorio de Greccio, Francisco tuvo una idea genial: ¿por qué no recrear en la noche de Navidad la misma escena del nacimiento de Jesús en Belén?
Francisco, como se sabe, no era un hombre de alta filosofía sino una persona concreta, a quien no le gustaba tanto "razonar" sobre el misterio de la encarnación o "imaginar" el nacimiento del Redentor, sino mas bien "revivir" ese acontecimiento. "Yo querría - le dijo a un amigo suyo de Greccio, un tal Giovanni Velita - ver con los ojos de mi cuerpo las incomodidades con las que se encontró Jesús al faltarle las cosas necesarias a un recién nacido, como fue acomodado en un pesebre y como yació sobre el heno entre el buey y la mula" (FF.468). Y fue así como en la Navidad de aquel año, en una gruta en las laderas del monte Lacerone de Greccio nació la primera representación del nacimiento de Jesús, ¡nació el primer Pesebre! Desde aquella noche comenzó a extenderse la costumbre de realizar el portal de belén en otros lugares: primero en las iglesias, luego en las casas y poco a poco en todos los rincones de la tierra, hasta llegar convertirse hoy en el símbolo más expresivo de la Navidad.
Actualmente el santuario de Greccio, conserva celosamente no solamente la gruta dónde ocurrió aquella primera conmemoración del pesebre, sino también otros entornos (el antiguo eremitorio, la celda de S. Francisco, el conventito de S. Buenaventura, la primera iglesia en el mundo dedicada a S. Francisco; además más que cien artísticos pesebres procedentes de diversas partes del mundo…), todo en una armónica mezcla de sencillez y pobreza tan querida por el Santo, a quien le gustaba definir Greccio como ¡un lugar "rico en pobreza!"
Y es precisamente este aspecto de auténtica espiritualidad franciscana el que se respira todavía hoy en estos sencillos entornos, que llevan a miles de peregrinos (más que 130.000 al año) a subir los barrancos rocosos de Greccio a la búsqueda de aquellos valores cada vez más raros en nuestra civilización consumista.
Durante las fiestas navideñas los fieles que vienen a Greccio pueden asistir todos los año, en la Nochebuena y en los días siguientes, a la conmemoración viviente del Primer Pesebre, que se distingue de los otros belenes vivientes porque, mientras en todos se representa el nacimiento de Jesús en Belén, solo en éste se revive el hecho histórico de S. Francisco, ocurrido en el año 1223.
Hoy Greccio, también llamado la "Belén Franciscana", con su historia y su atractivo navideño, continua siendo, como Belén, lugar privilegiado para un mensaje de paz y fraternidad para todos los hombres de nuestro tiempo." P. Giulio Calcagna (Guarda del Convento de Greccio)
(Agencia Fides 23/12/2004 Líneas: 60 Palabras: 881)


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