AFRICA/ERITREA - “LAS RELIGIONES PUENTE DE DIALOGO ENTRE ETIOPIA Y ERITREA PARA CONSTRUIR UNA CULTURA DE PAZ”. HABLA EL OBISPO DE ASMARA

jueves, 3 julio 2003

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Paz y reconciliación son nuestras principales preocupaciones y así hemos compartido y reflexionado juntos sobre la situación en nuestros países”. Con estas palabras describen los obispos de Etiopía y Eritrea los temas principales tratados en el curso de su Asamblea Plenaria que han tenido en Roma del 23 al 29 de junio. En una Carta dirigida a los fieles y a las personas de buena voluntad de los dos países, los Obispos reafirma “el compromiso de cooperar y trabajar juntos en beneficio de las dos naciones”.
En 1998-2000 Etiopia y Eritrea se enfrentaron en una sangrienta guerra que ha dejado heridas todavía abiertas y ha provocado una crisis entre los dos países. “Los gobiernos de ambos países no se hablan todavía” dice a la Agencia Fides Mons. Menghisteab Tesfamariam, Obispo de Asmara (Eritrea). “Hemos tenido encuentros regulares entre los jefes religiosos de ambas naciones. Nosotros somos quizá la única forma de diálogo directo. Cuando en el 2002 los jefes religiosos etíopes y eritreos se intercambiaron las visitas en Asmara y Addis Abeba la gente recibió una importante señal de diálogo y de deseo de paz”.
Tanto Etiopía como Eritrea se encuentran ante desafíos difíciles que se reflejan en la evangelización. “En un país envuelto en guerra, enfermedades y sequía la prioridad es la familia que se encuentra en graves dificultades” dice Mons. Tesfamariam. “En Eritrea tenemos muchos huérfanos y viudas; muchos niños y jóvenes no tiene la figura paterna. Frente a esta situación nuestra principal preocupación como Pastores es la de consolar al pueblo tan probado por estas desventuras. No nos cansamos de repetir a todos los eritreos que Dios no ha abandonado a su pueblo”.
“El mayor desafío” continúa el Obispo de Asmara “es construir una cultura y un lenguaje de paz porque la guerra ha dejado profundas heridas en el ánimo de la gente.
Otro problema dramático es la difusión del SIDA. La Iglesia trabaja en la educación de las personas para evitar el contagio del SIDA, por medio de reuniones organizadas junto a otras religiones y al gobierno, en las cuales se invita a las personas a vivir la sexualidad de modo correcto, respetándose a si mismo y a la pareja.
Eritrea es un país en su mayoría musulmán, abierto al diálogo entre las diversas creencias. A este respecto Mons. Tesfamariam afirma: “ estamos muy satisfechos de los esfuerzos realizados en el campo ecuménico e inter-religioso. Todas las religiones presentes en Eritrea dialogan entre si: cristianos católicos, protestantes, ortodoxos junto con los musulmanes”.
“Uno de los problemas que debemos afrontar todos juntos” continua Mons. Tesfamariam “es la difusión del fundamentalismo tanto en el ámbito islámico como en el cristiano. En el ámbito cristiano tenemos el problema de la difusión de las sectas. Intentamos responder no tanto combatiéndolas directamente cuanto a través de una catequesis y pastoral adecuadas”.
La colaboración de todos es indispensable para afrontar la fuerte carestía que ha afectado al país. La Iglesia Católica trabaja en primera línea en cuanto ayuda a la población, en particular por medio de Caritas locales, nacionales e internacionales. “Al inicio” dice Mons. Tesfamariam “esta crisis nos pilló un poco desprevenidos. En 1995 la iglesia Católica tenía una red para la distribución de las ayudas y al asistencia a la población. Después, con el fin de la guerra de independencia pensamos que ya no necesitábamos esta red. Desgraciadamente la guerra de 1998-2000, completamente imprevista, y la sequía de estos últimos años, nos ha llevado a enfrentarnos a nuevas emergencias”.
En noviembre del 2002 los Obispos eritreos dirigieron un llamamiento a la comunidad internacional y en particular a los católicos para que intervinieran ayudando a la población de Eritrea. “Tuvimos una buena respuesta” dice Mons. Tesfamariam. “Gracias también a las ayudas extranjeras hemos puesto en marcha un programa de asistencia en 4 campos: distribución de alimento con un alto contenido vitamínico a los más débiles (niños, mujeres embarazadas, enfermos y ancianos): por medio de 30 centros hospitalarios presentes en todo el país, distribuimos alimento a 40.000 niños. El segundo campo se refiere a la asistencia sanitaria, sobre todo en al cura y prevención de las enfermedades infecciosas. El tercer campo hace referencia al agua potable: constricción de pozos y reparación de bombas. Por último la distribución de simiente de modo que los campesinos estén preparados para la siembra para la llegada de las lluvias”.
“Desgraciadamente” concluye Mons. Tesfamariam “la emergencia no ha terminado todavía porque estamos en el periodo peor; entre junio y septiembre la cosecha es inexistente y hemos terminado con las reservas de alimento. Necesitamos ayuda en espera de la cosecha de octubre”. (L.M.) (Agencia Fides 3/7/2003 Líneas: 60 palabras: 790)


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