EUROPA/ITALIA - Andrea Riccardo, fundador de la Comunidad de San Egidio, en la conclusión del XVIII encuentro internacional "Religiones y culturas: el coraje de un nuevo humanismo", que se ha tenido en Milán del 5 al 7 de septiembre del 2004, declara a la Agencia Fides.

viernes, 10 septiembre 2004

Roma (Agencia Fides) - "En estos días, hombres y mujeres de diferente religión han mostrado la voluntad de no dejarse dominar por el miedo. Esto no ha significado buenos pensamientos, abstracción, separación de la realidad. Más bien se ha buscado mirar de frente la realidad, tal cual es, también con la presencia del mal, con la pobreza de tantos, con el despliegue de oscuros diseños de violencia. Se ha buscado mirar la realidad con compasión. No nos hemos encontrado prisioneros del miedo, paralizados por el pesimismo, cerrados en una actitud negativa que rechaza la gran parte del mundo, lo demoniza, espera en la única protección de fronteras seguras.
Hemos mirado la realidad iluminada por la fe. La fe de quien se ha saciado en pozos antiguos de las religiones. Estos pozos, tan distintos, son el recurso de tantos sedientos de esperanza, de tanto oprimidos por el dolor, de tantos buscadores de paz y de un futuro mejor. Estos pozos son un valioso recurso para quien sabe que la realidad de la vida va más allá de los límites modestos que nosotros imponemos. De la fe ha surgido una esperanza profunda, la manifestada por el llamamiento de esta tarde, compartido y apoyado por muchos, que parte del corazón de Milán: un llamamiento de paz.
¡No son palabras lanzadas al viento! Pero vienen de la profundidad y son maduradas en la oración con el consuelo de la sabiduría de diversas tradiciones religiosas, a menudo probadas largamente por el sufrimiento.
La palabra "paz" viene de la profundidad de esta oración: ha sido un deseo que nos hemos dirigido recíprocamente, extraído del valioso tesoro de las religiones. Se convierte en una invocación que se eleva a Aquel que está por encima de nosotros; se manifiesta como un llamamiento a todos los que creen en la violencia, que hacen la guerra y siembran terror en nombre de Dios o que destruyen la vida humana en nombre de los intereses propios. La palabra "paz" es la valiosa destilación de tanta sabiduría religiosa, de tantas invocaciones de creyentes, de tantas esperanzas de hombres y mujeres.
¿Es un sueño? ¿Es simplemente una palabra? ¿Es una nueva ingenuidad? No lo creamos, porque la paz es más un don de Dios que sólo el resultado de los esfuerzos de los hombres, que con frecuencia, no saben darse la paz en su vida y en la de de los pueblos. La paz es la más grande aspiración concreta de millones de hombres y mujeres.
El encuentro de estos días entre gente de religiones diversas ha reforzado el camino hacia el encuentro. El reunirse de procedencias tan distintas, ciertamente no de acuerdo en todo, de historias e identidades tan distintas, manifiesta la civilización del vivir juntos, de convivir, de que nuestro mundo parece tener necesidad, esa civilización que las tradiciones religiosas, en su libre entretejido, pueden sustentar y realizar.
Nuestro camino de diálogo continúa. No se ha interrumpido. No se ha intimidado por los estallidos de violencia y terrorismo. No se ha intimidado por los profetas del enfrentamiento. El tejido humano lacerado de este mundo, en muchas de sus partes, exige la paciencia del diálogo y del encuentro. Milán ha sido un paso importante, premisa de otros encuentros en varios lugares del mundo. Pero querríamos darnos una nueva cita, dentro de un año, en Francia, en Lión… Lo hacemos también para manifestar la intención de no dejar caer este diálogo. Lo hacemos porque somos conscientes de que es más fácil hacer la guerra que construir la paz: y el encuentro entre los creyentes constituye una red importante para que este nuestro mundo, fragmentado y conflictivo, pueda sentirse partícipe de una única suerte. Así el mensaje de paz que emerge de estos días, en su sencillez, es una destilación preciosa de tanto sufrir, de tanto esperar."
(Andrea Riccardo) (Agencia Fides 10/9/2004 - Líneas: 47 Palabras: 679)


Compartir: