Manila (Agencia Fides) - Cortejos de fiesta, regocijo, oraciones de agradecimiento por el retorno a la patria de Ángel De La Cruz, el camionero filipino empleado en Kwait, que estuvo retenido como rehén por un grupo terrorista en Irak y fue liberado el 20 de julio.
La comunidad eclesial había organizado vigilias de oración y participó en las manifestaciones que se sucedieron en el centro de Manila durante varios días, para pedir la salvación del rehén.
La Comisión Episcopal para la Atención de Emigrantes e Itinerantes ha expresado toda su alegría por la liberación de La Cruz, afirmando que la Iglesia está a lado del pueblo filipino en este momento de conmoción nacional. "Agradecemos a Dios porque todas los oraciones que habíamos realizado por el éxito de las negociaciones fueron escuchadas", ha dicho a Fides el P. Savino Bernardi, Secretario ejecutivo de la Comisión, quien ha subrayado como es necesario contribuir a la reconstrucción de la sociedad iraquí. La Comisión ha recordado las condiciones, a menudo inhumanas, en que están obligados a vivir los 8 millones de filipinos domiciliados en el extranjero por trabajo, de los que más de 1,4 millones están en Medio Oriente, a menudo privados de las más elementales libertades personales y en la imposibilidad de practicar la propia fe.
Numerosos testimonios recogidos por misioneros subrayan la trágica condición de absoluta ausencia de libertad religiosa a la que se ven sometidos los trabajadores extranjeros en algunos países dónde solo se puede profesar una única religión, dónde está prohibido poseer una Biblia o se va a la cárcel por tener un Rosario. También lo subraya la reciente Relación 2004 sobre la Libertad Religiosa en el mundo de “Ayuda a la Iglesia Necesitada”. (PA) (Agencia Fides 22/07/2004 Líneas: 26 Palabras: 337)