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Colombo (Agencia Fides) – Después de una breve tregua en las últimas semanas, se han reanudado las inundaciones que comenzaron el pasado mes de diciembre y que hasta ahora han afectado a más de un millón de personas en el norte y el oeste de Sri Lanka. Las lluvias han sumergido carreteras y aldeas, muchas zonas son inaccesibles para las acciones de socorro y también se han registrado daños enormes para la agricultura y las infraestructuras. Según los datos del Centro de Gestión de Desastres (Dmc) de Colombo, más de 320 mil personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y más de 88 mil familias se encuentran en 430 campamentos y en viviendas públicas. Ahora se temen las epidemias, aunque las autoridades sanitarias locales han comunicado que hasta ahora no ha habido ningún tipo de alarma. Antes de la última oleada, la segunda en menos de un mes que ha golpeado la zona, la unidad epidemiológica había emitido una circular a todos los agentes sanitarios regionales con las instrucciones sobre las medidas preventivas que debían adoptarse. En un comunicado del Irin, agencia de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, Sinnathmabi Sharamuham, responsable regional de salud del distrito de Batticaloa, en la provincia oriental, ha declarado que ni entre los desplazados ni entre las poblaciones afectadas se han registrado enfermedades. “Continuamos vigilando las zonas con clínicas móviles – ha dicho -. Además, equipos especiales siguen controlando el estado nutricional de los niños menores de cinco años, los centros de salud, la calidad del agua potable. Por el momento podemos conseguirlo. El problema llegará en el caso de una estancia prolongada en los campamentos”. En los distritos de Ampara, Batticaloa y Polonnaruwa muchas carreteras son intransitables, las lluvias han arrasado todo. (AP) (8/2/2011 Agencia Fides)
