ASIA/FILIPINAS - Dramáticos testimonios de los trabajadores filipinos empleados en países dónde no existe libertad religiosa

viernes, 2 julio 2004

Manila (Agencia Fides) - "Ya en la aduana me requisaron el Rosario, un pequeño crucifijo y mi libro de oraciones…pero lo que más me ofendió es que me rompieran el crucifijo…¡ante mis propios ojos! ¡De la Misa el domingo por supuesto ni hablar de ella! ". Son palabras llenas de dolor por el recuerdo de momentos difíciles, de algunos trabajadores filipinos que han transcurrido años de su vida en países inhospitos y teocráticos, dónde su libertad de conciencia y su derecho fundamental a profesar una creencia religiosa era violada sistemáticamente.
Un joven filipino ha contado a algunos misioneros en Manila su triste experiencia de trabajo en el extranjero, en un país dónde no existe libertad de culto: "¡Ay de mi si me hubieran encontrado el más mínimo signo de mi Fe Cristiana! ¡Ay de mi si hubiera intentado hacer un gesto de mi Fe Cristiana! Sólo cuando he vuelto de nuevo a Filipinas he podido entrar en una Iglesia. Durante cinco años no he podido comulgar. ¡Yo los perdono por cuanto me han hecho sufrir! ¡Ellos tienen el derecho de rezar a su dios el viernes y yo al mío el domingo…y no a escondidas…¡como si estuviera cometiendo un crimen! ¡Pero allí, entre ellos, es cometer un crimen! Tengo miedo por mi hermana que continua trabajando allí!"
Otro joven recuerda: "¡Mi empresario me cogió hasta el pasaporte…tenía que rezar a escondidas! ¡Nunca tuve ni una fiesta…nunca un domingo! Un amigo mío al que le encontraron un Rosario fue azotado y no lo denunciaron a la policía sólo porque el anciano que cuidaba lo defendió antes sus hijos."
Una chica, afirma que se mantuvo fiel a la oración gracias a algunas pequeñas estratagemas: “Me hice un rosario con miga del pan…y cuando conseguíamos estar juntas, rezaba con mis amigas a escondidas. ¡Pero tenía tanto miedo: siempre dormía con un pequeño cuchillo para evitar que el dueño me violara de noche! Luego cuando salía, tenía que ir siempre cubierta hasta los pies y acompañada”.
Una compañera dice: “Me tenían encerrada y tenía que trabajar como una bestia 15-18 horas al día, y al final no me daban ni siquiera el dinero que habíamos acordado. ¡Nosotros cristianas éramos consideradas menos que nada! ¿Por qué?, ¿por qué aquí todos son libres para rezar a su Dios, y allí en cambio nosotros, trabajadores cristianos, no podemos hacerlo?”
Numerosos testimonios recogidos por misioneros que se trabajan en Filipinas evidencian la trágica condición de absoluta ausencia de libertad religiosa que sufren los trabajadores extranjeros en algunos países donde solo se puede profesar una única religión.
Según la reciente Relación 2004 sobre la Libertad Religiosa en el mundo de "Ayuda a la Iglesia Necesitada", Arabia Saudita es el último país en escalafón en cuanto al respeto de la libertad religiosa. También hay quien sustenta que precisamente en las grandes mezquitas algunos Imán alimentan las divisiones y fracturas entre las religiones. (PA) (Agencia Fides 2/7/2004 Líneas: 37 Palabras: 498)


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