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Bangkok (Agencia Fides) – Llegados a este trágico punto, mientras las partes pierden la fe recíproca y lanzan terribles acusaciones, y mientras por las calles de Bangkok triunfa la violencia, con muertos y heridos, “una intervención de los líderes religiosos podría servir para explorar nuevas vías de diálogo y de mediación, y para ofrecer una solución pacífica a la crisis”, declara a Agencia Fides S. E. Mons. Louis Chamniern, Arzobispo de Thare y Nonseng, y Presidente de la Conferencia Episcopal de Tailandia. Sería la última alternativa, antes de la guerra civil que amenaza con manchar de sangre a la nación: los líderes de las diversas comunidades religiosas en Tailandia (budistas, cristianos y musulmanes) – que ya hace un mes se encontraron, expresando públicamente el apoyo común a iniciativas de diálogo y reconciliación – “gozan de la fe, la credibilidad y la estima de la población, elementos claves para resolver el problema y evitar la violencia”.
El Arzobispo explica en coloquio con Agencia Fides: “No nos cansaremos de decir que el único camino es el diálogo: es necesario dejar las armas y descartar una solución violenta a la crisis. Temo que el país esté al inicio de una guerra civil que, si no se detiene, será una catástrofe”.
“Entre las partes –explica– ha habido una evidente falta de comprensión. Ninguna de las facciones quiere salir perdiendo en este conflicto y busca defender sus propios intereses sin pensar en el resto de la población thai y en el bien común. El gobierno acusa a los líderes de la protesta roja de ser “enemigos de la corona” y “traidores a la patria”, pero yo creo que eso es falso, y más bien parece una estrategia para quitar crédito a las protestas a los ojos de la nación. El ejecutivo debería tener una mayor paciencia y seguir explorando caminos de diálogo y de mediación”.
En esta fase, la contribución de los jefes religiosos podría ser decisiva, subraya Mons. Chamniern: “Por ello también nosotros, los líderes religiosos, estamos dispuestos a ofrecer nuestra contribución y podríamos desempeñar un rol de mediación entre las partes, si estuviésemos involucrados. La población, en este momento, nutre una mayor fe hacia los líderes religiosos que hacia los políticos. Y nosotros estamos dispuestos a subir a la palestra y hacer algo por el bien del país, para evitar que ocurra un baño de sangre”.
El Arzobispo se dice preocupado por la situación y apela a la Iglesia Universal: “En este momento trágico de nuestra nación, veo a la gente desalentada y pasiva. Hay mucho temor. El “país de la sonrisa” parecer haberse transformado en el “país del dolor”. Hoy sufrimos todos juntos y es como si pasáramos por un túnel en el que no se ve la salida. Como Iglesia Católica debemos seguir rezando y ofreciendo la Santa Misa por la paz en Tailandia. Hoy pedimos la ayuda y la oración de la Iglesia Universal para traer nuevamente la paz y la reconciliación a nuestra querida nación”. (PA) (Agencia Fides 15/05/2010; líneas 33, palabras 508)
