Colombo (Agencia Fides) – “Las recientes elecciones, consideradas por muchos como un hito para la nación, después de 30 años de guerra, han dejado el país todavía dividido irremediablemente por motivos étnicos. Urge un proceso de reconciliación profunda que deberá apuntar a reconstruir la confianza mutua entre las comunidades Síngales y Tamil”: es lo que comunica a Fides p. Oswald Firth, Asistente General de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada (OMI) en Sri Lanka.
La situación en Sri Lanka es conocida: hay 14 millones de Singaleses y 4 millones de Tamiles, que residen principalmente en las zonas del norte y el este del país. Durante la guerra entre el ejército y los grupos rebeldes tamiles, los esfuerzos de los líderes moderados y no violentos, de un lado y del otro, han fracasado. Y una vez derrotada la guerrilla, “las elecciones presidenciales no han dado una respuesta y una solución a las peticiones legítimas de los tamiles”, señala el misionero. “De hecho, el mensaje que la política ha entregado al pueblo Tamil es: una guerra sin testigos”, que significa grandes atrocidades. “En la primavera de 2009 - refiere p. Oswald - más de 350 mil civiles inocentes fueron hacinados por la fuerza en una ‘no war zone’, donde al menos 20 mil de ellos murieron de agotamiento. Los que intentaron huir fueron tratados como prisioneros y retenidos en campos de refugiados donde permanecieron hasta diciembre de 2009. En los campos se le negó incluso la asistencia médica. Este trato inhumano está todavía muy vivo en las mentes del pueblo Tamil”.
Por lo tanto, explica el misionero a Fides, “el camino de la reconciliación será largo y difícil. Se trata de curar heridas profundas. Y si eso va a suceder, tendrá que ser con el esfuerzo de ambos pueblos. Después la política además ha sembrado divisiones por motivos electorales”.
La comunidad católica, a través de pequeños grupos de religiosos singaleses y tamiles, ha desarrollado un “ministerio de presencia y servicio” en esos campos de refugiados, mostrando su cercanía y ayuda a las familias tamiles. Y los Misioneros Oblatos, desde hace 150 años en Sri Lanka, “continúan trabajando para reconstruir las relaciones y los puentes destruidos por la guerra, promoviendo experiencias de diálogo y de armonía entre las dos comunidades”, concluye. (PA) (Agencia Fides 27 / 4 / 2010)