ASIA/TAIWAN - A un mes de su muerte, la comunidad católica recuerda al P. Angelo Giovanni Pastro, misionero Camilo que ha dedicado medio siglo a los enfermos y a los indígenas chinos

jueves, 15 octubre 2009

Taipei (Agencia Fides) – “A Ba” (que significa papa) es el nombre preferido con el que los fieles Tailandeses, especialmente los niños, se dirigían a su amado padre Angelo Giovanni Pastro, misionero camilo italiano, que ha muerto el 16 de septiembre, a la edad de 95 años.. Un mes después de su desaparición, la comunidad local no deja de recordar y llorar por él, porque ha sido un papa afectuoso para todos, amaba cantar y era simpático como un niño, y sobre todo ha dedicado medio siglo de vida misionera a los enfermos chinos, primero en el continente y después en Taiwán. Su solemne funeral ha sido presidido por el Arzobispo de Taipei, Mons. John Hung Shan Chuan, SVD, el 21 de septiembre. P. Angelo fue uno de los primeros cinco Camilos que fundó la misión de la región de Asia y China, haciéndose levadura y permitiendo la difusión de la Congregación en ocho países y regiones de Asia. El misionero ha sido enterrado en el cementerio católico Guang Yu, ya que había elegido permanecer en medio de sus fieles hasta el final.
Misionero a los leprosos, albañil, como un padre para los niños de la guardería, médico para las visitas a domicilio de la isla perdida y pobre, director del hospital, capellán del hospital, sacerdote de la parroquia de los indígenas... la lista de tareas pastorales de P. Angelo es muy larga, pero en cada encargo ha dejado un rastro de fe, de amor y de misión. P. Giuseppe Didone, Superior Provincial de los Camilos, lo ha recordado como “testigo de las bienaventuranzas”, una figura brillante en el Año sacerdotal.
Nació el 22 de diciembre de 1914 en Italia y entro en el seminario camilo a la edad de 18 años, fue ordenado a los 26 años. Junto a otros cuatro cofrades partió para la misión del extremo Oriente el uno de abril de 1946, desembarcaron en la provincia de Yun Nan de la China continental. Empezaron a trabajar en el Centro para los Leprosos haciendo también visitas a domicilio. En 1952 se trasladaron a Taiwán iniciando su misión en la “Clínica de María” que hoy es el hospital de Hui Min. Debido a la extrema pobreza local, los misioneros hicieron de albañiles para construir la presa, la carretera, el puerto... Con los fondos enviados por sus hermanos compraron las medicinas y contribuyeron a mejorar las condiciones de vida de las personas, la mayoría indígenas. En 1952 P. Angelo se convirtió en director del hospital de Luo Dong, donde trabajó hasta 1998, y se retiró a la edad de 84 años. Al mismo tiempo ha sido el párroco de diversas parroquias, ha ofrecido el servicio en la guardería, ha sido como un “papá” de todos los niños. Su medio siglo de dedicación total a los chinos, especialmente los más pobres, ha conmovido también a las autoridades civiles, que le otorgaron la residencia permanente en el 2003 (NZ) (Agencia Fides 15/10/2009)


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