VATICANO - Hacia el Sínodo de África: “debemos continuar en nuestra obra educativa y formativa” afirma el p. comboniano Cavallini, misionero en Etiopía desde hace 20 años

viernes, 2 octubre 2009

Roma (Agencia Fides) – “He vivido 20 años como misionero en Etiopía –explica a la agencia Fides el p. Giuseppe Cavallini, de los Misioneros Combonianos– para testimoniar las diversas fases de la relación entre cristianos y musulmanes. Hasta los 90’ el diálogo entre credos diversos era natural, sobre todo en el área de África sub-sahariana. Era común ver familias cuyos miembros pertenecían a la Iglesia católica, al Islám o a las religiones tradicionales. Luego las cosas cambiaron, sobre todo porque los estados islámicos reforzaron el financiamiento para la construcción de escuelas y mezquitas y, sobre todo, introduciendo el elemento político”.
Una realidad fotografiada en las palabras del Instrumentum Laboris: “En ciertos lugares, la convivencia con nuestros hermanos musulmanes es sana y buena; en otros, en cambio, la desconfianza de parte de ambos lados impide un diálogo sereno: los conflictos ocasionados por matrimonios mixtos son una prueba. La intolerancia de ciertos grupos islámicos genera hostilidad y alimenta los prejuicios. Tampoco ayudan las posiciones doctrinales de algunas corrientes en relación con la Jihad. La tendencia a politizar las inclinaciones religiosas es además un peligro que se se está dando en el preciso contexto en el que se había iniciado el diálogo. Sin embargo, en medio de la crisis, en algunas regiones la colaboración en materia de educación cívica y electoral se ha revelado fructuosa (n. 102)”.
No todo es negativo, pero es verdad que también en África se siente ese clima distinto que también se respira en otras partes del mundo. “El reto de la evangelización -explica el misionero- se ha vuelto más fatigoso y comprometedor. La Iglesia anuncia el Evangelio sin asumir los comportamientos radicales y pretenciosos de algunas minoritarias franjas del Islam”. El rol y el significado de Etiopía, que fue por siglos el valuarte de la cristiandad en África, parece haberse convertido en el objetivo de los musulmanes, tanto que en el 2004 habían proclamado Adis Abeba como capital del Islam en el continente. Como sigue explicando el p. Cavallini: “Los musulmanes consideran al africano como ‘naturalmente hecho’ para el Islam; por ello tratan de diluir su propio credo al interior de las religiones tradicionales, poniendo en evidencia numerosos rasgos comunes como la poligamia, la familia, el rol de la mujer limitado a la familia, el único Dios”.
“El evangelio se enraíza en el tejido humano de la cultura. La sociedades africanas constatan, impotentes, la disgregación de sus culturas. La Iglesia puede formar cristianos auténticos sólo si toma seriamente en sus manos la inculturación del mensaje evangélico”, afirma el Instrumentum Laboris (n. 37). El mejor camino para incidir sobre el tejido humano y social y hacer vivo y verdadero para los africanos el mensaje de Cristo, según el p. Cavallini, “es la escuela. Ella transforma mucho más que otras vías y estrategias. Debemos continuar en nuestra obra educativa y formativa”. (M.T.) (Agencia Fides 2/10/2009; líneas 33, palabras 471)


Compartir: