VATICANO - Benedicto XVI en la Republica Checa (8) - Fiesta de San Wenceslao: “tuvo el valor de anteponer el reino de los cielos a la fascinación del poder terreno. Su mirada no se separo jamás de Jesucristo, el cual murió por nosotros, dejándonos un ejemplo, para que sigamos sus huellas”.

martes, 29 septiembre 2009

Praga (Agencia Fides) – En la mañana del lunes 28 de septiembre, el Santo Padre Benedicto XVI se ha dirigido a la iglesia de San Wenceslao en Stará Boleslav. Después de un momento de adoración al Santísimo, el Santo Padre ha bajado a la cripta del Mausoleo de la Nación Checa donde está expuesta la reliquia del Santo. Después se ha dirigido al lugar de la Celebración Eucarística, en la explanada de la vía de Melnik. “Esta mañana nos reúne alrededor del altar el recuerdo glorioso del mártir San Wenceslao – ha dicho el Papa en la homilía -. Él ha vertido la sangre sobre vuestra Tierra... Este gran Santo, que vosotros amáis llamar ‘eterno Príncipe’ de los checos, nos invita a seguir siempre y fielmente a Cristo, nos invita a ser santos. Un modelo de santidad para todos, especialmente para los que guían las suertes de las comunidades y de los pueblos”. Luego el Pontífice se ha preguntado: “en nuestros días, ¿la santidad sigue siendo actual? O ¿no es un tema atrayente e importante?”.
Tomando como referencia el siglo pasado, que “ha visto caer no pocos potentes, que parecían haber llegado a alturas casi inalcanzables”, ha proseguido Benedicto XVI: “Quienes niegan y siguen negando a Dios y, en consecuencia, no respetan al ser humano, parecen tener una vida fácil y lograr el éxito material. Pero basta rascar la superficie para constatar que en esas personas hay tristeza e insatisfacción. Sólo los que conservan en el corazón el santo "temor de Dios" confían también en el ser humano y dedican su existencia a la construcción de un mundo más justo y fraternal. Hoy hacen falta personas que sean "creyentes" y "creíbles", dispuestas a difundir en todos los ámbitos de la sociedad los principios e ideales cristianos en que se inspira su acción. Esa es la santidad, vocación universal de todos los bautizados, que lleva a cumplir el propio deber con fidelidad y valor, mirando no al propio interés egoísta, sino al bien común y buscando siempre la voluntad divina”.
Después de ciar el Evangelio de la Misa, en el que Jesús propone a sus discípulos el camino ‘estrecho’ de la santidad, el Santo Padre ha comentado: “Ciertamente es un lenguaje duro, difícil de aceptar y de poner en práctica, pero el testimonio de los santos y de las santas nos asegura que es posible a todos, si nos fiamos y nos confiamos a Cristo. Su ejemplo alienta a quien se llama cristiano a ser creíble, es decir, coherente con los principios y la fe que profesa. No basta parecer buenos y honrados, es necesario serlo realmente… Esta es la lección de vida de San Wenceslao, que tuvo el valor de anteponer el reino de los cielos a la fascinación del poder terreno. Su mirada no se separo jamás de Jesucristo, el cual murió por nosotros, dejándonos un ejemplo, para que sigamos sus huellas”.
El Papa ha recordado que “El joven soberano Wenceslao se mantuvo fiel a las enseñanzas evangélicas que le había impartido su santa abuela, la mártir Ludmilla”, “se empeñó en propagar la fe cristiana”, “beneficiaba a los pobres, vistió a los desnudos, dio que comer a los hambrientos, acogió a los peregrinos, justo como pide el Evangelio. No toleró que se hiciera injusticia a las viudas, amo a todos los hombres, por pobres o ricos que fueran”. “Wenceslao murió mártir por Cristo. Es interesante notar que el hermano Boleslao logró, asesinándolo, apoderarse del trono de Praga pero la corona que sucesivamente se impusieron sobre la cabeza sus sucesores no llevaba su nombre. Llevaba sin embargo el nombre de Wenceslao… Este hecho es juzgado como una maravillosa intervención de Dios, que no abandona a sus fieles… y la sangre del mártir no ha llamado odio y venganza sino perdón y paz”. Benedicto XVI ha concluido su homilía invitando a los presentes a rezar para que, como San Wenceslao, “también nosotros caminemos con paso firme hacia la santidad. Es ciertamente difícil, porque la fe está siempre expuesta a múltiples desafíos, pero cuando se deja atraer por Dios que es la Verdad, el camino se hace decidido, porque se experimenta la fuerza de su amor”. (S.L.) (Agencia Fides 29/9/2009)
Links:


Compartir: