VATICANO - Benedicto XVI en la República Checa (5) - Celebración Eucarística: “Sólo Cristo puede ser nuestra esperanza segura. Éste es el anuncio que nosotros los cristianos estamos llamados a difundir cada día, con nuestro testimonio”

lunes, 28 septiembre 2009

Praga (Agencia Fides) – En la mañana del domingo 27 de setiembre, el Santo Padre Benedicto XVI presidió la Concelebración Eucarística en la explanada que se halla junto al aeropuerto de Brno. Al inició de la homilía dirigió un saludo a todos los presentes, particularmente al Alcalde de la Ciudad de Brno y al Presidente de la Región de Moravia del Sur, “tierra rica de historia, de actividades culturales, de industria y de comercio” y a los peregrinos provenientes de todas las regiones de Moravia y de las diócesis eslovacas, polacas, austriacas y alemanas.
“Queridos amigos – continuó el Papa –, por el carácter que reviste la Asamblea litúrgica de hoy, he compartido con gusto la elección, a la que se ha referido vuestro obispo, de entonar las lecturas bíblicas de la santa misa con el tema de la esperanza: la comparto pensando tanto en el pueblo de este querido país, como en Europa y en toda la humanidad, que está sedienta de algo sobre dónde poder fundar sólidamente su propio porvenir. En mi segunda encíclica - la Spe salvi -, he subrayado que la única esperanza ‘cierta’ y ‘fiable’ (cf. n. 1) se funda en Dios. La experiencia de la historia ha demostrado la absurdidad a la que llega el ser humano cuando excluye a Dios del horizonte de sus elecciones y de sus acciones, y lo duro que resulta construir una sociedad inspirada en los valores del bien, de la justicia y de la fraternidad, porque el ser humano es libre y su libertad sigue siendo frágil. La libertad, entonces, debe ser constantemente reconquistada para el bien, y la ardua búsqueda de los ‘rectos ordenamientos para las realidades humanas’, es una tarea que pertenece a cada generación”.
Inspirándose en la lectura del domingo, el Papa reafirmó “el anuncio de salvación, antiguo y siempre nuevo, que la Iglesia proclama de generación en generación: ¡Cristo crucificado y resucitado, Esperanza de la humanidad!” Y continuó afirmando que tanto “la fe como la esperanza en la época actual han sufrido un ‘desplazamiento’, pues han sido relegadas a la esfera privada y ultraterrena, mientras en la vida concreta y pública se ha afirmado la confianza en el progreso científico y económico... El desarrollo técnico y la mejora de las estructuras sociales son importantes y ciertamente necesarios, pero no bastan para garantizar el bienestar moral de la sociedad. El hombre necesita ser liberado de las opresiones materiales, pero debe ser salvado, y con mayor profundidad, de los males que afligen el espíritu. Y ¿quién puede salvarlo sino Dios, que es Amor y ha revelado su rostro de Padre omnipotente y misericordioso en Jesucristo? Cristo es nuestra firme esperanza: en Él, Dios nos ha amado hasta el extremo y nos ha dado la vida en abundancia, esa vida que cada persona, algunas veces incluso sin llegar a saberlo, anhela poseer”.
A continuación Benedicto XVI recordó a aquellos que en los siglos pasados “sufrieron por mantenerse fieles al Evangelio y no perdieron la esperanza” y aún hoy, también en la sociedad actual “donde tantas formas de pobreza nacen del aislamiento, del no ser amados, del rechazo de Dios y de una cerrazón profunda y trágica del hombre, que se cree autosuficiente, o simplemente un hecho insignificante y pasajero... sólo Cristo puede ser nuestra esperanza segura. Éste es el anuncio que nosotros los cristianos estamos llamados a difundir cada día, con nuestro testimonio”.
Al final de la Santa Misa, antes de rezar el Ángelus, el Papa resaltó la alegría de encontrarse “en el corazón de Moravia, tierra marcada por muchos siglos de fe cristiana, que evoca el origen de la valiente misión de los santos Cirilo y Metodio”. Recordó también los numerosos “santuarios marianos, que multitud de peregrinos visitan durante todo el año” y la importancia de conservar las tradiciones populares que hunden sus raíces en el pasado. “A veces se constata con cierta nostalgia que el ritmo de la vida moderna tiende a borrar algunas huellas de un patrimonio rico de fe. Es importante que no se pierda de vista el ideal expresado por las costumbres tradicionales, y que por encima de todo se mantenga el patrimonio espiritual de vuestros antepasados, para conservarlo, y que responda a las exigencias del tiempo presente”. Después de la oración del Ángelus el Papa dirigió un saludo, en los respectivos idiomas, a los numerosos fieles presentes, provenientes, además de Moravia, también de las diócesis vecinas de Eslovaquia, Polonia, Austria y Alemania. (S.L.) (Agencia Fides 28/9/2009; líneas 50, palabras 775)


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