VATICANO - Benedicto XVI en República Checa (3) - Encuentro con las autoridades: “La fe cristiana, desde el tiempo de los Santos Cirilo y Metodio y de los primeros misioneros, ha jugado un papel decisivo en el plasmar la herencia espiritual y cultural de este país. Debe ser lo mismo en el presente y en el futuro”.

lunes, 28 septiembre 2009

Praga (agencia Fides) – En la tarde del sábado 26 de septiembre, el Santo Padre Benedicto XVI se dirigió al Castillo de Praga, para la visita de cortesía al Presidente de la República Checa así como para el encuentro con las autoridades y con el Cuerpo Diplomático. Luego del encuentro privado con el Presidente de la República, el Santo Padre tuvo el encuentro con las autoridades políticas y civiles, el Cuerpo Diplomático, rectores de universidades y representantes de la Iglesia Católica, así como con exponentes de la sociedad civil, del mundo empresarial y cultural del país. El Papa ha recordado que su visita pastoral a República Checa “coincide con el vigésimo aniversario de la caída de los regímenes totalitarios en Europa Central y Oriental, y de la ‘Revolución del Terciopelo’ que restableció la democracia en esta nación. (...) A dos decenios de distancia de los profundos cambios políticos que transformaron este continente, el proceso de sanación y reconstrucción continúa ahora en el interior del más amplio contexto de la unificación europea y de un mundo cada vez más globalizado”.
El Papa ha puesto en evidencia que “hoy, especialmente entre los jóvenes, surge de nuevo la pregunta sobre la naturaleza de la libertad conquistada” y sus auténticos rasgos, y así prosiguió: “cada generación tiene la tarea de comprometerse en la ardua búsqueda sobre cómo ordenar rectamente las realidades humanas, esforzándose por comprender el uso correcto de la libertad (...) La verdadera libertad presupone la búsqueda de la verdad - del verdadero bien - y, por tanto, encuentra su propia perfección precisamente en conocer y hacer aquello que es recto y justo. La verdad, en otras palabras, es la norma y guía para la libertad, y la bondad es su perfección”.
Siguiendo con su discurso, Benedicto XVI afirmó que “para los cristianos, la verdad tiene un nombre: Dios. Y el bien tiene un rostro: Jesucristo. La fe cristiana, desde el tiempo de los Santos Cirilo y Metodio y de los primeros misioneros, ha jugado un papel decisivo en el plasmar la herencia espiritual y cultural de este país. Debe ser lo mismo en el presente y en el futuro”. El Papa recordó así el “papel de cohesión en el corazón de Europa” desarrollado por la actual República Checa: “ por siglos esta tierra ha sido punto de encuentro entre pueblos, tradiciones y culturas diversas” y ha conocido “capítulos dolorosos y lleva cicatrices de los trágicos sucesos causados por la incomprensión, por la guerra y las persecuciones. Y es verdad también que sus raíces cristianas han favorecido el crecimiento de un considerable espíritu de perdón, de reconciliación y de colaboración... ¿No es, precisamente, de éste espíritu que tiene necesidad la Europa de hoy? Europa es más que un continente. ¡Es una casa! Y la libertad encuentra su significado más profundo en el ser una patria espiritual. En el pleno respecto de la distinción entre las esferas política y religiosa - distinción que garantiza la libertad de los ciudadanos de expresar su propio credo religioso y de vivir en sintonía con él - deseo remarcar el insustituible papel del cristianismo para la formación de la conciencia de cada generación y para la promoción de un consenso ético de fondo, al servicio de toda persona humana que llama a este continente ¡‘casa’! “
Deteniéndose después en el tema de “la fidelidad a la verdad, sólo la cual es garantía de libertad y del desarrollo humano integral”, el Pontífice recordó que “la atención a la verdad universal no debería ser nunca eclipsada por los intereses particulares, por muy importantes que sean... la búsqueda de la verdad, lejos de amenazar la tolerancia de las diferencias o el pluralismo cultural, hace posible el consenso y permite al debate público mantenerse lógico, honesto y responsable, asegurando aquella unidad que las vagas nociones de integración simplemente no están en grado de realizar”.
Citando las muchas “joyas arquitectónicas” que adornan la ciudad de Praga, el Papa afirmó que “su belleza expresa fe; son epifanías de Dios que justamente nos permiten considerar las grandes maravillas a las que nosotros, criaturas, podemos aspirar cuando damos expresión a la dimensión estética y cognoscitiva de nuestro ser más profundo... El encuentro creativo de la tradición clásica con el Evangelio ha dado vida a una visión del hombre y de la sociedad sensible a la presencia de Dios entre nosotros. Tal visión, en el plasmar el patrimonio cultural de este continente, ha puesto claramente a la luz que la razón no termina con aquello que el ojo ve, es más, es atraída por aquello que está más allá, aquello que nosotros profundamente anhelamos: el Espíritu, podemos decir, de la creación... Europa, fiel a sus raíces cristianas, tiene una particular vocación a sostener esta visión trascendente en sus iniciativas al servicio del bien común de los individuos, comunidades y naciones”. En particular el Santo Padre se detuvo en la importancia de la formación de los jóvenes europeos, animando vivamente “a los padres y responsables de las comunidades quienes esperan de las autoridades la promoción de valores capaces de integrar la dimensión intelectual, humana y espiritual en una sólida formación, digna de las aspiraciones de nuestros jóvenes”.
Benedicto XVI concluyó su discurso citando el lema de la bandera del Presidente de la República checa: “Veritas vincit”, y comentó: “al final, la verdad vence, no con la fuerza, sino gracias a la persuasión, al testimonio heroico de hombres y mujeres de sólidos principios, al diálogo sincero que sabe mirar más allá de los intereses personales, a la necesidad del bien común.” (S.L.) (Agencia Fides 28/9/2009; líneas 61, palabras 922)


Compartir: