VATICANO - Benedicto XVI recuerda en el Ángelus que “para hacer obras de paz hay que ser hombres de paz, poniéndose a la escucha de la ‘sabiduría que desciende de lo alto’ para asimilar sus cualidades y producir sus efectos” y expresó también su dolor por el atentado en Afganistán

lunes, 21 septiembre 2009

Castel Gandolfo (Agencia Fides) – “La verdadera sabiduría” descrita por Santiago en el pasaje propuesto por la liturgia del domingo (3,16-4,3), fue el tema escogido por el Santo Padre Benedicto XVI en su discurso antes de rezar el Ángelus con los fieles reunidos en el patio interior del Palacio apostólico de Castel Gandolfo el domingo 20 de setiembre. Mientras la “falsa sabiduría” es “terrena, material y demoníaca”, y se reconoce por el hecho de que provoca celos, rencillas, desorden, y toda clase de maldad (Cf. 3,16), por el contrario “la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, pura, además pacífica, complaciente, dócil, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera” (3,17).
El Santo Padre evidenció las “siete cualidades”, según el uso bíblico, que caracterizan la auténtica sabiduría y sus efectos positivos: “Como primera y principal cualidad, presentada casi como una premisa de las demás, Santiago cita la ‘pureza’, es decir, la santidad, el reflejo trasparente, por así decir, de Dios en el espíritu humano... es pacífica, dócil, dúctil; no es parcial y no recurre a la mentira; es indulgente y generosa, se reconoce por los buenos frutos que suscita en abundancia”,
El Papa invitó a contemplar de vez en cuando, “la belleza de esta sabiduría” y a “sacar del manantial incontaminado del amor de Dios la sabiduría del corazón”. Esto vale para todos, recordó Benedicto XVI, “en primer lugar, a quien está llamado a ser promotor y ‘tejedor’ de paz en las comunidades religiosas y civiles, en las relaciones sociales y políticas y en las relaciones internacionales. En nuestros días, quizá en parte a causa de ciertas dinámicas propias de las sociedades de masa, se constata con frecuencia una falta de respeto por la verdad y la palabra dada, junto a una difundida tendencia a la agresividad, al odio y a la venganza... Pero para hacer obras de paz hay que ser hombres de paz, poniéndose a la escucha de la ‘sabiduría que desciende de lo alto’ para asimilar sus cualidades y producir sus efectos. Si cada uno, en su propio ambiente, lograse rechazar la mentira y la violencia en las intenciones, en las palabras y en las acciones, cultivando con cuidado sentimientos de respeto, de comprensión y de estima por los demás, quizá no resolvería todos los problemas de la vida cotidiana, pero podría afrontarlos con más serenidad y eficacia”.
Después de la oración mariana el Pontífice expreso su dolor por el atentado perpetrado en Afganistán con estas palabras: “Por las numerosas situaciones de conflicto que se dan en el mundo nos llegan, casi diariamente, trágicas noticias de víctimas, tanto militares como civiles. Son hechos a los que nunca podemos acostumbrarnos y que suscitan un profundo rechazo y desconcierto en las sociedades preocupadas por el bien de la paz y de la convivencia civil. En estos días, la noticia del gravísimo atentado en Afganistán contra militares italianos me ha provocado un profundo dolor. Me uno con la oración al sufrimiento de los familiares y de la comunidad civil y militar, y al mismo tiempo, pienso igualmente en los demás contingentes internacionales que también han sufrido recientemente víctimas y que trabajan por promover la paz y el desarrollo de las instituciones, tan necesario para la convivencia humana. A todos, aseguro mi recuerdo ante el Señor, pensando en particular en las poblaciones civiles, e invito a elevar a Dios nuestra oración por todos. Deseo también renovar la promoción de la solidaridad entre las naciones para oponerse a la lógica de la violencia y de la muerte, favorecer la justicia, la reconciliación, la paz y apoyar el desarrollo de los pueblos, partiendo del amor y de la compresión mutua, como he escrito recientemente en mi encíclica Caritas in veritate (n. 72)”.
Finalmente el Papa recordó que del 26 al 28 de setiembre realizará un viaje apostólica a la república Checa: “Siguiendo las huellas de mi querido predecesor, Juan Pablo II, que visitó ese país en tres ocasiones, también yo rendiré homenaje a los heroicos testigos del Evangelio, antiguos y recientes, y alentaré a todos a avanzar en la caridad y la verdad. (S.L.) (Agencia Fides 21/9/2009; líneas 47, palabras 733)


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