VATICANO - Benedicto XVI al primer grupo de Obispos del Brasil en visita Ad Limina: “nuestros contemporáneos cuando se encuentran con vosotros, quieren ver lo que no ven en ninguna otra parte, es decir, la alegría y la esperanza que nacen del estar con el Señor resucitado”

martes, 8 septiembre 2009

Castel Gandolfo (Agencia Fides) – “Cómo Sucesor de Pedro y Pastor Universal, os puedo asegurar que mi corazón vive cada día vuestras preocupaciones y fatigas apostólicas, no dejando de recordar a Dios los desafíos que afrontáis en el crecimiento de vuestras comunidades diocesanas”. Son las palabras con que el Santo Padre Benedicto XVI se ha dirigido al primer grupo de Obispos del Brasil (Regiones Oeste 1 y Oeste2) recibidos en audiencia el 7 de septiembre, en ocasión de la Visita “ad limina Apostolorum”, en el Edificio Apostólico de Castel Gandolfo. “Con vuestro grupo – ha subrayado el Papa -, se abre el largo peregrinaje de los miembros de esta Conferencia Episcopal en visita ad limina Apostolorum, que me dará la ocasión de conocer mejor la realidad de vuestras correspondientes comunidades diocesanas. Serán días de condivisión fraterna para reflexionar juntos sobre las cuestiones que os preocupan”.
Después de haber recordado su visita en Brasil, en mayo de 2007 – “cuando he tenido la oportunidad de abrazar con la mirada el entero Episcopado de esta gran nación en el encuentro en el Catedral de Sè de San Pablo” - Benedetto XVI ha citado, entre los problemas y los desafíos a afrontar, las enormes distancias que los mismos Obispos, junto a los sacerdotes y a los otros misioneros, tienen que recorrer para asistir pastoralmente a los fieles, “muchos de los cuales conviven con los problemas propios de una urbanización relativamente reciente, en la cual el Estado no logra ser siempre un instrumento de promoción de la justicia y el bien común”. Luego ha exhortado: “¡No os desaniméis! Recordad que el anuncio del Evangelio y la adhesión a los valores cristianos, como he afirmado recientemente en la encíclica Caritas in veritate, 'es elemento no solamente útil, sino indispensable para la construcción de una buena sociedad y un verdadero desarrollo humano integral'(n. 4).”
Frente a la escasez de “obreros en la mies del Señor”, que también en Brasil siguen siendo pocos para la recolección, que es grande, el Santo Padre se ha detenido, en el ámbito del año Sacerdotal en curso, a reflexionar sobre la solicitud pastoral de su ministerio episcopal de generar nuevos pastores “Aunque Dios sea el único capaz de sembrar en el corazón humano la llamada al servicio pastoral de su pueblo, – ha proseguido Benedicto XVI -, todos los miembros de la Iglesia deberían interrogarse sobre la urgencia de esa causa y el compromiso personal con que la sienten y viven… Hay tantas personas que parecen querer vivir todo en un minuto, otros se abandonan al tedio y a la inercia o a violencias de todo tipo, en realidad, esas vidas desesperadas están a la búsqueda de una esperanza, como demuestra la difusa y a veces confusa exigencia de espiritualidad y de una renovada busca de puntos de referencia para retomar el camino de la vida”.
El Santo Padre ha recordado que “en los decenios posteriores al Concilio Vaticano II, algunos han interpretado la apertura al mundo no como una exigencia del ardor misionero del Corazón de Cristo, sino como un pasaje a la secularización, escogiendo de ella algunos valores de gran espesor cristiano como la igualdad, la libertad y la solidaridad, y mostrándose disponibles a hacer concesiones y a descubrir campos de cooperación. Se ha asistido así a intervenciones de algunos responsables eclesiales en debates éticos, en respuesta a las expectativas de la opinión pública, pero no se ha hablado de algunas verdades fundamentales de la fe como el pecado, la gracia, la vida teologal y los novísimos. Inconscientemente se ha caído en la auto-secularización de muchas comunidades cristianas; estas, esperando complacer a los que estaban lejos, han visto marcharse, defraudados y desilusionados, los que ya participaban: nuestros contemporáneos cuando se encuentran con vosotros, quieren ver lo que no ven en ninguna otra parte, es decir, la alegría y la esperanza que nacen del estar con el Señor resucitado. Actualmente existe una nueva generación ya nacida en este ambiente eclesial secularizado que, en vez de mostrar apertura y consenso, ve en la sociedad un foso de diferencias y contraposiciones al Magisterio de la Iglesia, sobre todo en campo ético, que es cada vez más profundo. En este desierto de Dios, la nueva generación siente una gran sed de trascendencia”.
Los jóvenes de esta nueva generación que llaman a la puerta del seminario, necesitan encontrar “formadores que sean verdaderos hombres de Dios, sacerdotes totalmente dedicados a la formación, que den testimonio del don de sí a la Iglesia, a través del celibato y de la vida austera, según el modelo de Cristo Buen Pastor”. El papa ha recordado que “es obligación del Obispo establecer criterios fundamentales para la formación de los seminaristas y presbíteros en fidelidad a las normas universales de la Iglesia”, y ha invitado “ a todos los Obispos, a sus sacerdotes y seminaristas a reproducir en la propia vida la caridad de Cristo Sacerdote y Buen Pastor, como hizo el santo Cura de Ars”. (S.L.) (Agencia Fides 8/9/2009)


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