AFRICA/SUDÁFRICA - Las protestas para pedir mejores condiciones de vida desembocan en enfrentamientos con la policía; temor por el posible retorno de la ola xenofóbica

jueves, 23 julio 2009

Johannesburg (Agencia Fides) – “No permitiremos a nadie utilizar medios ilegales para perseguir intereses personales. Este es un gobierno elegido democráticamente y todo se debe desenvolver en el respeto a la ley y a la Constitución”, afirmó el Ministro sudafricano de la cooperación Sicelo Shiceka, luego de los violentos enfrentamientos que se dieron entre la policía y los manifestantes de la township Siyathemba en Johannesburg.
Desde hace días en varias zonas de Sudáfrica los segmentos más pobres de la población salieron a las calles para presionar al presidente Jacob Zuma, para que mantenga las promesas de ayuda hechas antes de la selecciones, hace tres meses. Las protestas se tradujeron en enfrentamientos con la policía, que reaccionó disparando a los manifestantes proyectiles de goma y bombas lacrimógenas.
La gente reclama el acceso al agua potable y a la electricidad, viviendas dignas y trabajo. Desde que termino el apartheid, en 1994, hasta el día de hoy, quienes viven todavía en los township no han visto mejoras en su nivel de vida. Es necesario precisar que según las cifras del gobierno, en 1994, la población de las township estaba formada por 4 millones de núcleos familiares; actualmente esta cifra se ha reducido a un millón gracias a la construcción de 2 millones 800 mil habitaciones. La pobreza, sin embargo, sigue siendo muy difundida: el 43% de la población vive con menos de 2 dólares al día y el 40% de la fuerza de trabajo está desocupada.
El Presidente Zuma ha prometido durante la campaña electoral adoptar una política eficaz para afrontar los problemas de los segmentos más pobres de la población, pero la crisis financiera global amenaza con minar sus esfuerzos. Otros problemas derivan de la corrupción ampliamente difundida y de las rivalidades burocráticas entre las diversas administraciones, estatales y locales.
La exasperación de la población amenaza además con fomentar la xenofobia en relación con los inmigrantes y los refugiados que siguen llegando a Sudáfrica buscando una vida mejor o simplemente la supervivencia. Ya en el 2008 se desencadenó la violencia xenófoba que se ensañó con los refugiados zimbabwenses y con los inmigrantes mozambiqueños y de otras nacionalidades (ver Fides 26 y 29/5/2008). También este año se verificaron episodios de intolerancia xenófoba, en particular contra algunos comerciantes somalíes (ver Fides 7/7/2009). Entre los incidentes de los días pasados algunos de ellos eran de carácter xenófobo, como lo sucedido en Mpumalanga (al noroeste del país), en la frontera con Mozambique, donde algunos negocios pertenecientes a extranjeros fueron saqueados e incendiados.
Se estima que Sudáfrica acoge a entre 3 y 5 millones de inmigrantes africanos indocumentados, sobre una población oficial de 47 millones de habitantes. Las autoridades temen además que el Mundial de futbol que se disputará en Sudáfrica en el 2010 permitirá a un gran número de inmigrantes clandestinos entrar al país, camuflándose entre los hinchas extranjeros. (L.M.) (Agencia Fides 23/7/2009; líneas 35 palabras 473)


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