AFRICA/UGANDA - Los seminaristas de Alokolum, en el norte de Uganda: un ejemplo de Iglesia que permanece al lado de las personas incluso en las situaciones más desesperadas

miércoles, 22 julio 2009

Kampala (Agencia Fides) – Se está estabilizando la situación en el norte de Uganda, aunque es necesario mantener alta la vigilancia para impedir nuevas violencias. Lo ha dicho Mons. Cosme Alule, rector del seminario mayor de Alokolum, en la diócesis de Gulu (norte de Uganda) en un encuentro con los representantes de Ayuda a la Iglesia que Sufre (AIS)
El distrito de Gulu en las últimas dos décadas ha sido revolucionado por la guerrilla del Ejército de Resistencia del Señor (LRA), que ha ido progresivamente moviendo el centro de sus actividades al sur de Sudán y sobre todo a la República Democrática de Congo (ver Fides 3/7/2009).
Por bastante tiempo los habitantes de Gulu han tenido que refugiarse en campos de refugiados para huir de los ataques de los guerrilleros contra los pueblos aislados. Con el progresivo restablecimiento de las condiciones de seguridad muchas personas están regresando a sus casas. También el campo de refugiados construido en los alrededores del seminario durante el período de la guerra civil se va vaciando poco a poco. “Alrededor del 80% de los refugiados ha regresado a sus pueblos de origen”, dijo Mons. Alule. “A pesar de que el acuerdo de paz definitivo entre el gobierno ugandés y el LRA no se ha firmado todavía, la situación se hacía cada vez más estable. Hace sólo un año no era posible viajar con seguridad por las calles. Hoy es posible. Finalmente ha llegado la paz”.
El rector subraya sin embargo que la situación local representa todavía un auténtico desafío para la Iglesia. Los seminaristas del Seminario Alokolum, que han vivido y trabajado al lado de los refugiados durante la guerra civil, asegurándoles el cuidado pastoral, seguirán apoyándolos. Los futuros sacerdotes, en efecto, están acompañando el regreso de los refugiados a los pueblos de origen ayudándolos a construirse una nueva vida. Muchos de ellos enseñan en las escuelas donde los alumnos, en muchos casos, han crecido en los campos para refugiados y no han conocido nunca otra vida. Estos niños sufren con frecuencia trastornos de carácter y son indisciplinado porque no han tenido nunca la posibilidad de aprender qué es el estudio, la autodisciplina y el respeto de los demás.
También muchos adultos – subraya el rector – sienten todavía la larga permanencia en los campos para refugiados, porque a causa de la dependencia de las ayudas externas han olvidado como ganarse la vida, y toda una generación ha crecido sin saber qué es una vida normal. Un papel importante lo realizan las generaciones más ancianas, que han conservado sus valores tradicionales y están ahora en capacidad de transmitirlos a los más jóvenes. Es necesario finalmente hacerse cargo de los traumas profundos sufridos por quien ha asistido a horrores tremendos como las violaciones contra madres, hermanas y mujeres. Para ayudar a estas personas, diversos operadores pastorales han sido formados específicamente en un centro instituido por la diócesis de Gulu.
Gracias a estas iniciativas el p. Alule explica cómo la Iglesia Católica, que ha permanecido al lado de los que sufren también en los momentos más difíciles, es vista como “la única institución digna de confianza en Uganda”. El rector define una “decisión profética” el no haber trasladado el Seminario de Alokolum (ver Fides 27/9/2005) porque de otro modo se habría dado la impresión de que la Iglesia abandonaba a la población que sufre. Ha sido “una importante señal para el futuro que ha demostrado que la Iglesia está del lado de las personas en la alegría y en el sufrimiento”.
Ahora jóvenes provenientes de toda Uganda están estudiando en el Seminario di Alokolum. Los que no son de la diócesis de Gulu han escogido conscientemente venir a esta región tan marcada por la guerra civil, explica el p. Alule. Ninguno de los seminaristas ha quedado indemne después de la guerra: muchos de ellos han nacido en campos de refugiados, y algunos habían sido raptados por los rebeldes.
Durante el último año académico había 163 seminaristas, mientras que el próximo año serán 206. El Seminario tiene una necesidad urgente de fondos para ampliar los locales que han sido proyectados para acoger como máximo a 140 estudiantes. (L.M.) (Agencia Fides 22/7/2009 líneas 48 palabras 687)


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