VATICANO - Benedicto XVI en la Asamblea de la ROACO: “Renuevo mi plegaria y mi llamado: no más guerra, no más violencia, no más injusticia; la Iglesia universal camina junto a nuestros hermanos y hermanas de Tierra Santa; viene a mi pensamiento la situación de los refugiados y de los inmigrantes, que interesa de manera particular a las Iglesias Orientales”

viernes, 26 junio 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “El encuentro de hoy enciende nuevamente la alegría por mi reciente peregrinación a Tierra Santa… Renuevo mi plegaria y mi llamado: no más guerra, no más violencia, no más injusticia. Quiero asegurarles que la Iglesia universal camina junto a nuestros hermanos y hermanas de Tierra Santa”. Con estas palabras el Santo padre Benedicto XVI relanzó su llamado de paz para Tierra Santa durante la audiencia a los participantes en la asamblea de la Reunión de las obras de ayuda a las Iglesias orientales (ROACO), recibidos el 25 de junio.
Seguidamente el Santo Padre recordó la próxima clausura del Año Paulino y las enseñanzas del Apóstol relativas a la caridad: “Con próxima la fiesta de los santos Pedro y Pablo, el año dedicado al Apóstol de Gentes por los dos mil años de su nacimiento llega a su conclusión. Enamorado de Cristo y lleno del Espíritu Santo, Pablo de Tarso fue un testigo privilegiado del misterio del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Su inspirada palabra y su testimonio confirmado por el don supremo de su martirio constituyen un incomparable canto a la caridad cristiana y son de gran actualidad… En la boca del Apóstol, la Palabra de Dios nos indica indudablemente aquello que ‘es más grande’ para los discípulos de Cristo: ¡la caridad! Es la fuente fecunda de todo servicio a la iglesia, su medida, su método y su confirmación”. Quienes participan en la ROACO desean “vivir esta caridad”, destacó el Papa, ofreciendo en particular su disponibilidad al Obispo de Roma por medio de la Congregación de las Iglesias Orientales.
Al expresar un particular aprecio por lo que logra realizar la ROACO, en medio de la “espinosa situación mundial”, Benedicto XVI exhortó “a un compromiso adicional” con estas palabras: “Con espíritu de fe, con análisis precisos y con el necesario realismo se pueden corregir algunas decisiones inútiles y afrontar eficazmente las actuales situaciones de necesidad. Viene a mi pensamiento la situación de los refugiados y de los inmigrantes, que interesa de manera particular a las Iglesias Orientales, y la reconstrucción de la franja de Gaza, abandonada a sí misma, allí donde se debe tomar en cuenta también la legítima preocupación de Israel por su propia seguridad. Frente a los nuevos retos el servicio amoroso de la Iglesia sigue siendo un instrumento de salvación eficaz y la más segura inversión para el presente y para el futuro”.
Al finalizar su discurso el Pontífice recomendó, al inicio del Año Sacerdotal, “considerar con la máxima atención el apoyo a los sacerdotes y el sostenimiento de los seminarios”, y agregó: “Cuando el viernes pasado, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, inauguré este singular año jubilar, encomendé al Corazón de Cristo y de la Madre Inmaculada a todos los sacerdotes del mundo, con un recuerdo especial para aquellos que tanto en Oriente como en Occidente están viviendo momentos de dificultad y de prueba. Aprovecho la ocasión para pedir también a vosotros que oréis por los presbíteros”. Finalmente, Benedicto XVI pidió a los presentes que continúen ayudándolo a sostener su ministerio, como Sucesor del Apóstol Pedro, “para que pueda realizar plenamente mi misión al servicio de la Iglesia universal”. (S.L.) (Agencia Fides 26/6/2009; líneas 40, palabras 588)


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