ÁFRICA/SIERRA LEONA - “Están en mi diócesis. ¿No voy a compartir la suerte de mis hijos?”. La Iglesia en Sierra Leona recuerda a su primer Vicario Apostólico a los 150 años de su muerte

martes, 23 junio 2009

Freetown (Agencia Fides)- La Iglesia en Sierra Leona celebra los 150 años de la muerte de Mons. Melchior de Marion de Brésillac, primer Vicario Apostólico del país. P. Gerardo Caglioni, misionero javeriano, experto en la historia de la Iglesia en Sierra Leona, envió a la Agencia Fides un aporte suyo con ocasión de este aniversario.
El 3 de noviembre de 1858, los primeros tres misioneros de la Sociedad de las Misiones Africanas (SMA) salieron de Lion para iniciar el nuevo Vicariato de Sierra Leona. Llegaron alrededor del 12 de enero de 1859. Eran los padres Louys Reymond y Jean-Baptist Bresson, acompañados por el hermano Eugene Reynaud.
Pocos meses después, el 14 de mayo, llegó a Freetown el Fundador mismo de la nueva congregación misionera, el apenas nombrado Vicario Apostólico de Sierra Leona, Mons. Melchior de Marion de Brésillac, con el p. Luois Riocreux y el hermano Gratien.
Cuando llegaron al puerto de Freetown este estaba pasando por una terrible epidemia de fiebre amarilla. P. de Brésillac, advertido por el capitán del barco Danae para que no se expusiera a al peligro de una muerte casi cierta, exclamó: “Estoy en mi Diócesis. ¿No voy a compartir la suerte de mis hijos?” Pocas semanas después de su llegada a Sierra Leona, cinco de los seis misioneros habían muerto, mientras que el 20 de junio, en la nave francesa del Capitán Vallon, La Dialmath, el hermano Eugène dejo Sierra Leona. Mons. Marion de Brésillac murió con 46 años a las 13,20 del 25 de junio de 1859.
Desde ese momento histórico han ya pasado 150 años (25 de junio 1859- 25 de junio 2009). La Iglesia de Sierra Leona quiere recordar – con un momento particular durante una conmemoración solemne – este sacrificio que de alguna manera inició la moderna Iglesia de Sierra Leona. Este sacrificio de los cinco misioneros extranjeros, se podría decir con el mismo Tertuliano, ha sido semilla de muchos nuevos cristianos y de una conciencie y floreciente comunidad cristiana.
Ahora la Iglesia en Sierra Leona está organizada en torno a tres diócesis (y pronto tendrá otras). El clero local está en constante crecimiento y bien alimentado por el seminario mayor local, que prepara a los futuros pastores del rebaño. La jerarquía es casi en su totalidad africana y los religiosos, lenta pero establemente, se van haciendo presentes en los diversos campos de la vida de la Iglesia. El laicado es cada vez más conciente de su responsabilidad y no deja de hacer sentir su propia voz en diversos aspectos de la vida cristiana.
El 25 de junio, en Freetown, con ocasión del 150 Aniversario de la muerte de Brésillac, están programadas algunas celebraciones solemnes con la participación del Nuncio Apostólico Mons. George Antonysamy, tres Obispos residenciales: el Arzobispo de Freetown y Bo, Mons. Edgard T. Charles, el Obispo de Mamen, MOns. Giorgio Biguzzi, el Obispo de Kenema, Mons. Patrick D. Koroma, y el Arzobispo emérito Mons. Joseph H. Ganda. En esta particolar celebración, también han querido estar presentes los representantes de la S.M.A., fundada por Marion de Brésillac, con Mons. Jean Bonfils, Obispo emérito de Nizza, y otras personalidades de la Congregación y de la sociedad civil y política.
Luego de haber celebrado la Eucaristía en la Iglesia más próxima al cementerio de Circular Road, St. Anthony’s en Brookfields, todos los participantes, los hermanos de la S.M.A., los representantes de la Iglesia local y las autoridades civiles, se dirigirán al cementerio en que está sepultado Mons. Mario Brésillac y sus cuatro hermanos de comunidad para un devoto homenaje a la tumba que lo ha tenido por más de 100 años.
Algunos años atrás, en efecto, los hermanos recogieron los últimos restos para llevarlos, como valiosas reliquias, a la casa madre de la congregación, en Lión.
Que esta memoria del sacrificio de hombres del pasado, consagrados totalmente a la misión hasta el sacrificio de la propia vida, haga crecer la conciencia y el compromiso por la misión de la comunidad cristiana que hoy vive en Sierra Leona. (L.M. G.C.) (Agencia FIDES 23/6/2009; líneas 47, palabras 667)


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