VATICANO - "Cirilo y Metodio constituyen hoy un ejemplo clásico de lo que se indica con el término 'inculturación': cada pueblo debe hacer que penetre en la propia cultura el mensaje revelado y expresar la verdad salvífica con su propio lenguaje": catequesis de Benedicto XVI

jueves, 18 junio 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Se ha dedicada a los Santos Cirilo y Metodio, "hermanos en la sangre y en la fe, llamados apóstoles de los eslavos", la catequesis del Santo Padre Benedicto XVI durante la audiencia general del miércoles 17 de junio, en la plaza de San Pedro. Recorriendo su biografía, el Santo Padre ha recordado que Cirilo nació en Tesalónica en el 826/827, era el más joven de siete hijos. A los catorce años fue enviado a Constantinopla para ser educado e introducido en las materias universitarias. Después de rechaza un brillante matrimonio, decidió recibir las órdenes sagrados y se convirtió en "bibliotecario" en el Patriarcado. Poco después, se retiró a un monasterio, pero fue pronto descubierto y se le confió la enseñanza de las ciencias sagradas y profanas. En el ínterin el hermano Michele, (nacido en el 815 ca.) después de una carrera administrativa en Macedonia, hacia el año 850 abandonó el mundo para apartarse a vida monástica en el monte Olimpo en Bitinia, dónde recibió el nombre de Metodio.
Atraído por el ejemplo de su hermano, Cirilo también decidió dejar la enseñanza para dedicarse a meditar y rezar en el monte Olimpo. Ahora bien, años después (en torno al 861), el gobierno imperial le encargó una misión entre los cázaros del mar de Azov. Cirilo, acompañado por su hermano Metodio, vivió durante largo tiempo en Crimea, donde aprendió hebreo. Después llegó a Constantinopla y fueron enviados a Moravia por el emperador Miguel III, para enseñar los principios del Cristianismo a la población del lugar, que había abandonado el paganismo, en la lengua local. Su misión tuvo un éxito insólito: ganaron una gran simpatía entre el pueblo pero también la hostilidad del clero francés, que llegado en precedencia a Moravia, consideraba el territorio como jurisdicción eclesial propia.
Para justificarse, en las 867 los dos hermanos fueron a Roma, dónde fueron recibidos con todos los honores por el Papa Adriano II. "El Papa intuyó que los pueblos eslavos podrían desempeñar el papel de puente, contribuyendo de este modo a conservar la unión entre los cristianos de una y otra parte del Imperio. Por tanto, no dudó en aprobar la misión de los dos hermanos en la Gran Moravia, acogiendo y aprobando el uso del eslavo en la liturgia" ha subrayado Benedicto XVI. Mientras estaba en Roma Cirillo enfermó gravemente y por éste quiso consagrarse totalmente a Dios como monje en uno de los monasterios griegos de la Ciudad y asumió el nombre monástico de Cirillo. Luego rogó el hermano Metodio, quien mientras tanto había sido consagrado obispo, que no abandonara la misión en Moravia y que regresara entre aquellas poblaciones. Murió el 14 de febrero de 869. El año siguiente, 870, Metodio volvió a Moravia y Pannonia, hoy Hungría, donde encontró de nuevo la violenta aversión de los misioneros francos que lo encarcelaron. Cuando fue liberado en el año 873 trabajó por la organización de la Iglesia, atendiendo la formación de un grupo de discípulos que fueran capaces de superar la crisis tras la muerte de Metodio, ocurrida el 6 de abril de 885: "Perseguidos y encarcelados- ha dicho el Santo Padre -, algunos de estos discípulos fueron vendidos como esclavos y llevados a Venecia, donde fueron rescatados por un funcionario de Constantinopla, quien les permitió regresar a los países de los eslavos balcánicos. Acogidos en Bulgaria, pudieron continuar la misión comenzada por Metodio, difundiendo el Evangelio en la "tierra de Rus". Dios, en su misteriosa providencia se servía de este modo de la persecución para salvar la obra de los santos hermanos. De ella, queda también la documentación literaria”.
Delineando el perfil espiritual de los dos Santos Hermanos, Benedicto XVI ha subrayado ante todo "la pasión con la que Cirilo se acercó a los escritos de san Gregorio Nazianceno, aprendiendo de él el valor del idioma en la transmisión de la Revelación… Queriendo imitar a Gregorio en este servicio, Cirilo pidió a Cristo hablar en eslavo por él… En realidad, ya años antes de que el príncipe de Moravia pidiera al emperador Miguel III el envío de misioneros a su tierra, parece que Cirilo y el hermano Metodio, rodeados por un grupo de discípulos, estaban trabajando en el proyecto de recoger los dogmas cristianos en libros escritos en eslavo. Entonces se constató con claridad la necesidad de contar con nuevos signos gráficos, que fueran más adecuados a la lengua hablada: nació así el alfabeto glagolítico que, posteriormente modificado, fue designado con el nombre de "cirílico" en honor de su inspirador. Fue un hecho decisivo para el desarrollo de la civilización eslava en general. Cirilo y Metodio estaban convencidos de que los diferentes pueblos no podían considerar que habían recibido plenamente la Revelación hasta que no la hubieran escuchado en su propio idioma y leído en los caracteres propios de su alfabeto. A Metodio le corresponde el mérito de permitir que la obra emprendida por su hermano no quedara bruscamente interrumpida. Mientras Cirilo, el "filósofo", tendía a la contemplación, él se orientaba más bien a la vida activa”.
Al término de la catequesis, Benedicto XVI ha citado la Carta apostólico Quod Sanctum Cyrillum del Papa Pío XI en la que calificaba a los dos Hermanos: "hijos del oriente, de patria bizantina, de origen griegos, por misión romanos, por los frutos apostólicos eslavos" y la Carta apostólica Egregiae virtutis viri, con la que el Papa Juan Pablo II los declaró copatronos de Europa junto a san Benito. "Efectivamente - ha concluido el Pontífice -, Cirilo y Metodio constituyen un ejemplo clásico de lo que hoy se indica con el término "inculturación": cada pueblo debe hacer que penetre en la propia cultura el mensaje revelado y expresar la verdad salvífica con su propio lenguaje. Esto supone un trabajo de "traducción" muy empeñativo, pues exige encontrar términos adecuados para volver a proponer, sin traicionarla, la riqueza de la Palabra revelada. Los dos santos hermanos han dejado en este sentido un testimonio particularmente significativo que la Iglesia sigue mirando hoy para inspirarse y orientarse”. (S.L) (Agencia Fides 18/6/2009; rayas 62, palabras 930,


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