ASIA/COREA DEL SUR - Llamamiento de las ONG para tutelar las condiciones de los trabajadores inmigrantes.

martes, 26 mayo 2009

Seúl (Agencia Fides) – Las ONG coreanas, cristianas y no, denuncian las condiciones de los trabajadores inmigrantes en Corea del Sur, discriminados, explotados y obligados a trabajar en pésimas condiciones. Piden al gobierno tomar serias disposiciones para eliminar este preocupante fenómeno.
Según los datos oficiales, los trabajadores inmigrantes son más de 700 mil en Corea. El mayor número son empleados en el sector manufacturero, agrícola y pesquero. Una tercera parte es irregular y no tiene el permiso oficial para trabajar en el país.
Corea del Sur ha sido uno de los primeros países asiáticos en reconocer legalmente los derechos de los inmigrantes, pero los trabajadores, regulares e irregulares, continúan sufriendo discriminaciones.
Según sondeos en el campo de los operadores y voluntarios, los inmigrantes que provienen de China, Vietnam, Bangladesh y de otros países de la región son obligados a trabajar por muchas horas sin ser pagadas las horas extras. Tienen que trabajar con maquinaria pesante o con productos químicos peligrosos, tienen una escasa formación o incluso nula, y no están dotados de protección alguna. Cuando suceden accidentes en el lugar de trabajo, muchos trabajadores inmigrantes no reciben los adecuados cuidados médicos ni ningún tipo de resarcimiento.
Las mujeres, particularmente, están expuestas a explotación y abuso sexual por parte de los manager coreanos y de los “jefes”, también ellos extranjeros. Su vulnerabilidad se acentúa por el hecho que frecuentemente son las únicas trabajadoras mujer de la fábrica. Los alojamientos de los inmigrantes son o habitaciones tipo dormitorio o container para el transporte, que además reúnen hombres y mujeres en una situación de promiscuidad.
Antes que un trabajador inmigrante pueda cambiar de empleo, el empleador tiene que firmar una especie de “documento de liberación”: este procedimiento los hace aún más blanco de posibles abusos. Si no logran conseguir una nueva ocupación en el plazo de dos meses, son expulsados. Cuando los empleadores se niegan a concederles la dimisión, se encuentran en una condición tan insoportable que no tiene otra opción que renunciar, convirtiéndose de esa manera en trabajadores irregulares.
En septiembre del 2008, el gobierno coreano anunció su intención de expulsar, para el 2012, a la mitad de cerca de 220 mil trabajadores irregulares estimados en el país. Y según afirman con preocupación las ONG, se verifican cada vez más episodios de xenofobia. ONG de envergadura internacional como Amnesty International y Human Rights Watch, han alzado su voz a favor de los inmigrantes, encontrando inmediatamente el apoyo de numerosas organizaciones sociales, cristianas y no cristianas, presentes en suelo coreano. El gobierno está llamado a dar respuesta urgente a la cuestión. (PA) (Agencia Fides 26/5/2009; líneas 34, palabras 428)


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