AFRICA/KENYA - Un testimonio misionero de Korogocho, el cuarto slum de Nairobi dónde 120.000 viven personas

miércoles, 29 abril 2009

Nairobi (Agencia Fides) - "Repensar al chabolismo de Korogocho - Nairobi (Kenia), en su gente y releer la experiencia experimentada en los años en que he vivido en aquella realidad, suscita siempre en mí grandes emociones, sentimientos y recuerdos muy significativos e importantes. Una gran bendición recibida del Señor, de los pobres, de la gente que tanto me ha enseñado" escribe a la Agencia Fides el P. Daniele Moschetti, misionero comboniano que trabaja desde hace años en Kenia.
"Korogocho – explica el p. Moschetti- es una de las zonas de chabolas entre los más de 200 slums existentes en Nairobi. Nairobi cuenta con más de 4 millones que habitantes de los cuales 2,5 millones viven en los slums, en menos del 5% del territorio de la ciudad. El 80% paga el alquiler para vivir en una barraca que no han construido ellos. Un apartheid económico y social y una injusticia absurda dónde el provecho inhumano pisa la dignidad del hombre, en diversos ámbitos de su vida, de quien viven en estos infiernos ilegales hechos "legales" ante la indiferencia general."
El misionero describe así la vida en Korogocho que tiene unos 120.000 habitantes apiñados en un km cuadrado: "la zona está formado por siete "aldeas" llamados Highridge, Grogan, Ngomongo, Ngunyumu, Korogocho, Githaturu, Kisumu Ndogo\Nyayo. Se encuentra entre los mayores slum de la ciudad que es el cuarto por número de personas, después de Kibera, Mathare y Mukuru Kwa Njenga. Es un asentamiento ilegal nacido alrededor de finales de los años setenta. Más de la mitad de la tierra es propiedad del Estado, o de personas individuales. El slum es multiétnico, cuenta con cerca de 30 grupos étnicos diferentes y la lengua franca es el Kiswahili además del inglés. El chabolismo también ve la presencia, a pocos metros de distancia, del único vertedero de Nairobi donde se descargan cada día toneladas de rechazos de varios géneros. Millares de personas en Korogocho y en sus alrededores sobreviven trabajando en vertederos o en actividades relacionadas incluidas aquellos ilegales y microcriminalidad que son los dueño en una realidad marginada como esta. Los humos y gases tóxicos del vertedero matan lentamente a la gente y son millares las personas que atendidas en los cercanos dispensarios por problemas pulmonares, de respiración, en los ojos y por cáncer. En la larga lista de las víctimas recordamos al laico misionero Gino Filippini quien vivió con nosotros durante 15 años en nuestra barraca y ha dejado un gran testimonio de vida y fe".
"Prostitución, paro, droga, alcoholismo, atracos, criminalidad, violencia doméstica representan los mayores y más relevantes problemas" escribe el P. Moschetti. Se vive en estrecho contacto con una realidad donde también hay una presencia numerosa de niños de la calle qué ahora, para huir de la mordaza de la policía en la ciudad, buscan refugio en los slums. Muchas armas de fuego ilegal son fácilmente localizables, un elemento que incrementa la criminalidad y que ha hecho de Nairobi una de las ciudades más violentas no sólo de África sino de todo el mundo.
Una situación desesperada en la que la fe cristiana ofrece una luz de esperanza: "La lucha por la dignidad y los derechos de la gente, y los intereses de pequeños lobbies, el derecho a la tierra, a la educación y a ser considerados plenamente ciudadanos con todos los derechos se mezclan con la pasión que nuestra comunidad misionera de St. John, con sus 21 pequeñas comunidades cristianas, manifiestan en la formación cristiana, bíblica y litúrgica, y también en los proyectos de rehabilitación para alcoholizados y tóxico dependientes, niños de la calle y prostitutas, y tratando de dar respuesta a los desafíos implicando a toda la población del chabolismo". (L.M) (Agencia Fides 29/4/2009)


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