VATICANO - El Papa recuerda en el ángelus el viaje a África: "Allí donde los misioneros, como Jesús, han dado y siguen dado la vida por el Evangelio, se recogen frutos abundantes. A ellos les deseo dirigir un particular pensamiento de gratitud por el bien que hacen”

lunes, 30 marzo 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "La alegría visible en los rostros de la gente, la alegría de sentirse parte de la única familia de Dios" y "el intenso sentido de lo sagrado que se respiraba en las celebraciones litúrgicas" son los dos aspectos que han impresionado principalmente al Santo Padre Benedicto XVI durante su reciente viaje apostólico en África, como ha afirmado antes del rezo del ángelus el domingo 29 de marzo. Reservándose hablar más ampliamente del viaje durante la audiencia general del próximo miércoles, el Papa ha querido "agradecer a Dios y a todos los que, de diferentes maneras, han colaborado con el buen resultado del viaje apostólico”, invocando "la abundancia de las bendiciones del Cielo sobre las semillas esparcidas en tierra africana". Ha recordado a continuación "la emoción profunda" experimentada al encontrarse con las comunidades católicas y las poblaciones de Camerún y Angola, agradeciendo al Señor "por haber podido compartir con las multitudes de estos hermanos y hermanas nuestros momentos de sencilla fiesta, compartida en el conjunto y llena de fe". “La visita - ha continuado el Pontífice - me ha permitido ver y comprender mejor la realidad de la Iglesia en África en la variedad de sus experiencias y de los desafíos que tiene que afrontar en estos momentos”.
Luego Benedicto XVI ha subrayado la actualidad del Evangelio del quinto domingo de Cuaresma - en el que Jesús en la inminencia de su pasión declara: "Si el grano de trigo, no cae en tierra y muere no da fruto, pero si muere da mucho fruto" (Jn 12,24) - con estas palabras: ha llegado la hora decisiva para la que ha venido al mundo el Hijo de Dios… Esta es la voluntad de Dios: darnos la vida eterna que hemos perdido. Para que esto se realice es necesario, sin embargo, que Jesús muera, como un grano de trigo que Dios Padre ha sembrado en el mundo. Sólo así, de hecho, podrá germinar y crecer una nueva humanidad, libre del dominio del pecado y capaz de vivir en fraternidad, como hijos e hijas del único Padre que está en los cielos”.
“En la gran fiesta de la fe, que hemos vivido juntos en África - ha continuado el Papa -, hemos experimentado que esta nueva humanidad está viva, a pesar de sus límites humanos. Allí donde los misioneros, como Jesús, han dado y siguen dado la vida por el Evangelio, se recogen frutos abundantes. A ellos les deseo dirigir un particular pensamiento de gratitud por el bien que hacen. Se trata de religiosas, religiosos, laicas y laicos. Para mí ha sido hermoso ver el fruto de su amor a Cristo y constatar el profundo reconocimiento que los cristianos tienen por ellos. Demos gracias a Dios y pidámosle a María santísima para que en el mundo entero se difunda el mensaje de esperanza y de amor de Cristo”.
Después del ángelus, el Santo Padre ha dirigido un particular saludo a los africanos presentes: "Saludo con gran afecto a los numerosos africanos que viven en Roma, entre ellos muchos estudiantes, acompañados por el arzobispo Robert Sarah, secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Queridos: habéis querido venir a manifestar alegría y reconocimiento por mi viaje apostólico a África. Os doy las gracias de corazón. Rezo por vosotros, por vuestras familias y por vuestros países de origen. ¡Gracias!”. Por último, Benedicto XVI ha dado cita, de modo particular a los jóvenes de Roma, para la Santa Misa del jueves 2 de abril, en el cuarto aniversario de la muerte del Siervo de Dios Juan Pablo II, en preparación a la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará a nivel diocesano el Domingo de Ramos. (S.L) (Agencia Fides 30/3/2009)


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