VATICANO - Benedicto XVI en Angola (15) - A los movimientos por la promoción de la mujer: "La Iglesia y la sociedad humana se han enriquecido enormemente -y lo siguen siendo- por la presencia y las virtudes de las mujeres”

martes, 24 marzo 2009

Luanda (Agencia Fides) - La tarde del domingo 22 de marzo, el Santo Padre Benedicto XVI ha encontrado a los Movimientos católicos para la promoción de la mujer en la Parroquia "San Antonio" de Luanda. "Dirijo un saludo lleno de afecto y esperanza a las mujeres, a las que Dios ha confiado la fuente de la vida: vivís y apostáis por la vida, porque el Dios vivo ha apostado por vosotras” ha dicho el Pontífice en su discurso, exhortando a todos "a ser realmente conscientes de las condiciones desfavorables a las que han estado sometidas –y lo siguen estando– muchas mujeres, examinando en qué medida esto puede ser causado por la conducta y la actitud de los hombres, a veces por su falta de sensibilidad o responsabilidad”.
Benedicto XVI ha recordado a continuación la narración de la Creación: " el Creador divino, al ver la obra que había realizado, vio que faltaba algo: todo habría sido bueno si el hombre no hubiera estado solo... Hay que reconocer, afirmar y defender la misma dignidad del hombre y la mujer: ambos son personas, diferentes de cualquier otro ser viviente del mundo que les rodea. Los dos están llamados a vivir en profunda comunión, en un recíproco reconocimiento y entrega de sí mismos, trabajando juntos por el bien común con las características complementarias de lo que es masculino y de lo que es femenino… En un mundo como el actual, dominado por la técnica, se siente la exigencia de esta complementariedad de la mujer, para que el ser humano pueda vivir sin deshumanizarse del todo. Puede pensarse en las tierras donde hay más pobreza, en las regiones devastadas por la guerra, en muchas situaciones trágicas causadas por las migraciones, forzadas o no... En esos casos, casi siempre son las mujeres las que mantienen intacta la dignidad humana, defienden la familia y tutelan los valores culturales y religiosos”.
Continuando con su discurso, el Santo Padre ha recordado que "la historia habla casi exclusivamente de las conquistas de los hombres, cuando, en realidad, una parte importantísima se debe a la acción determinante, perseverante y beneficiosa de las mujeres”. A este propósito, "entre muchas mujeres extraordinarias", ha citado dos de ellas: Teresa Gomes y Maria Bonino. La primera, angoleña, murió en el 2004 en la ciudad de Sumbe, después de una vida conyugal feliz de la que nacieron 7 hijos. "Su fe cristiana fue inquebrantable y su celo apostólico admirable, sobre todo en los años 1975 y 1976, cuando una feroz propaganda ideológica y política se abatió sobre la parroquia de Nuestra Señora de las Gracias de Porto Amboim, consiguiendo casi que se cerraran las puertas de la iglesia. Teresa se convirtió entonces en la líder de los fieles que no se rindieron ante dicha situación… Su amor a la Iglesia la hizo incansable en la obra de la evangelización, bajo la guía de los sacerdotes". Maria Bonino, pediatra italiana, voluntaria en varias misiones en África, llegó a ser responsable del Departamento pediátrico del hospital provincial de Uíje en los últimos dos años de su vida. "Dedicada la cura de miles de niños allí hospitalizados, María pagó con el mayor sacrificio el servicio prestado durante una terrible epidemia de fiebre hemorrágica de Marburg, acabando contagiada ella misma; aunque se la trajo a Luanda, aquí murió y reposa desde el 24 de marzo de 2005". "La Iglesia y la sociedad humana se han enriquecido enormemente –y lo siguen siendo– por la presencia y las virtudes de las mujeres, particularmente por las que se han consagrado al Señor y, apoyándose en Él, se han puesto al servicio de los otros”.
El Santo Padre ha recordado a continuación el pleno derecho de las mujeres, "sobre la base de su igual dignidad con los hombres", a introducirse activamente en todos los ámbitos de la vida pública, sin por ello disminuir "la insustituible función que ellas tienen dentro de la familia". " La presencia materna dentro de la familia es tan importante para la estabilidad y el desarrollo de esta célula fundamental de la sociedad, que debería ser reconocida, alabada y apoyada de todos los modos posibles. Y, por el mismo motivo, la sociedad ha de llamar la atención a los maridos y a los padres sobre sus responsabilidades respecto a su propia familia”.
A continuación, dirigiendo a las familias, el Santo Padre les ha recordado que "ninguna pareja humana puede por sí sola, únicamente con las propias fuerzas, ofrecer a los hijos de manera adecuada el amor y el sentido de la vida… Por este motivo, la edificación de toda familia cristiana se realiza dentro de esa familia más grande que es la Iglesia, la cual la sostiene y la estrecha en su pecho, garantizando que sobre ella, ahora y en el futuro, se pose el «sí» del Creador”.
Indicando la actitud de la Virgen Maria en la bodas de Cana, el Santo Padre ha concluido su discurso invitando a las mujeres angoleñas a cogerla como Abogada ante el Señor: " Junto a Ella, todos, hombres y mujeres, podemos recobrar esa serenidad e íntima confianza que nos hace sentirnos bienaventurados en Dios e incansables en la lucha por la vida”. (S.L) (Agencia Fides 24/3/2009)


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