VATICANO - LAS PALABRAS DE LA DOCTRINA por don Nicola Bux y don Salvatore Vitiello - Misión: contenido y método coinciden.

viernes, 20 marzo 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – En el precioso discurso a la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Clero, que se llevó a cabo en Vaticano del 16 al 18 de marzo, el Santo Padre Benedicto XVI, entre las muchas indicaciones de notable relevancia, ha dado una que se muestra particularmente interesante para el tema de la misión.
Es acerca de la coincidencia, en el cristianismo, entre el contenido y el método del anuncio. Afirma el papa: «Como Iglesia y como sacerdotes anunciamos a Jesús de Nazaret Señor y Cristo, crucificado y resucitado, soberano del tiempo y de la historia, con la certeza gozosa de que dicha verdad coincide con las esperanzas más profundas del corazón humano. En el misterio de la encarnación del Verbo, en el hecho que Dios se ha hecho hombre como nosotros, está tanto el contenido cuanto el método del anuncio cristiano. La misión tiene aquí su verdadero centro propulsor: en Jesucristo mismo».
Esta es una verdad de fe todavía poco comprendida y, por lo tanto, poco vivida concretamente. Basta pensar a todas las energías empleadas para organizar “estructuras”, para “auto-ocuparse” como institución. Sin lograr nunca llegar a un auténtico encuentro personal con Cristo, que revele al hombre ese nuevo horizonte del que tiene tanta necesidad su corazón.
Entonces la Encarnación no es sólo una verdad de fe que debe ser acogida, sino que es el método mismo de la evangelización. Es decir: como el misterio del Verbo eterno ha querido asumir nuestra naturaleza humana, para mostrarnos el rostro del Padre, así es siempre a través de lo humano que, también hoy, aquellos que han sido cambiados por el encuentro con Cristo, pueden mostrar a los hermanos la belleza y la “convincente conveniencia”, incluso humana, de seguir a Cristo.
El verdadero punto focal de la misión hoy, como siempre, no es “inventar” nuevas estructuras ni, mucho menos, cambiar los lenguajes. Estos son lugares comunes, que regresan una vez más, pero que una reflexión teológica seria ha superado desde hace tiempo. En efecto, también de la experiencia pastoral emerge con evidencia como frecuentemente las “nuevas estructuras” son “contenedores vacíos” que, luego, con dificultad, se trata de llenar, sin imaginar que, si hay necesidad de una estructura, esa debe nacer de una vida nueva que normalmente se auto-organiza y configura, sin necesidad de quien la “enyese” antes de tiempo.
En la indicación de la coincidencia entre contenido y método de la misión está presente el eco del pensamiento de H.U. von Balthasar, para quien Cristo es contenido y método del anuncio, como se afirma asimismo en la Carta a los Hebreos, cuando indica en Jesús la unidad entre persona y misión: «Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos – Jesús, el Hijo de Dios – mantengamos firmes la fe que profesamos.
 Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado» (Hb 4,14-15).
La indicación del Pontífice debe ser aún desarrollada y profundizada y, si se estudia adecuadamente, se podrán sacar notables consecuencias para la impostación del trabajo misionero: por ejemplo en la clara dirección de la superación de la ficticia distinción entre preevangelización y evangelización, o entre promoción humana y evangelización.
Entrar en lo humano es el método escogido por Dios para darse a conocer a los hombres. La Iglesia, en su misión, no puede hacer otra cosa sino, pasando a través de los miembros del Cuerpo místico de Cristo, que son los bautizados, imitar a su Señor, seguir el método de Dios. (Agencia Fides 20/3/2009)


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