AFRICA/ANGOLA - Los 450 niños acogidos en el Centro educativo "Semente do Futuro" de Huambo son la esperanza de una vida más digna y decorosa

martes, 17 marzo 2009

Huambo (Agencia Fides) - Las "semillas del futuro”, en Angola, son 450 niños del "barrio" de la ciudad de Huambo, en el corazón occidental del País, sostenidos a distancia por familias italianas que con la ONG AVSI, decidieron hace muchos años, ayudar al Centro educativa "Semente do Futuro", apostando por la educación y una cooperación del amor. Estos niños y jóvenes pueden estudiar todos los días en el Centro, seguidos por adultos; hay maestros que dan clases, educadores que los siguen en las actividades después de las clases; pueden comer, cosa que no es tan evidente en estos lugares; hay medicinas para tratar las frecuentes enfermedades y vacunaciones. Quien no tiene ropa, aquí puede encontrarla.
Todo comenzó en los difíciles años de la guerra civil de la laboriosidad y caridad de la Comunidad Trapense de monjas italianas y angoleñas de Huambo: era el 1980 y estas buscaban ofrecer ayuda, consuelo, recuperación social y personal a todos aquéllos que llamaban a la puerta del convento. Ahora el Centro es administrado por la homónima asociación local "A Semente do Futuro", bajo la guía del padre Lukamba, sacerdote angoleño y el apoyo a distancia de AVSI, que permite la asistencia gratuita a los niños. Desde finales octubre de 2003 las monjas se han trasladado a una zona más aislada, dónde en condiciones de mayor silencio y retiro, elaboran medicinales y cultivan los campos. "En principio, más que una elección, la nuestra, ha sido una necesidad: los pobres pedían, ¿cómo podíamos rechazarlos?” se preguntaban las monjas, las cuales han iniciado de esta manera a compartir su pan con los refugiados, sobre todo los niños. Sucesivamente, con la colaboración del PAM (programa alimentario mundial) nacieron los rudimentales "comedores": al principio se trataba sencillamente de una cazuela de maicena distribuido en el patio y cada uno debía llevar su recipiente para recibir un cazo.
Las monjas se organizaron después con un refectorio para acoger a ancianos, jóvenes mutilados o enfermos y sobre todo niños. Acabada la guerra, el PAM como otras organizaciones, se retira e interviene el AVSI, que con la contribución del apoyo a distancia consigue asegurar a los niños la merienda, material escolar, material solicitado par ala escuela, medicinas y muchas actividades, como son cursos de higiene personal, pero también aprenden a leer y hacer cuentas. Característica fundamental del proyecto, en Angola como en el resto del mundo, es que todos estos niños pueden contar con la presencia de educadores, personas adultas, que se preocupan realmente de su destino. Con ellos estudian, crecen juntos, son introducidos en la realidad. En un contexto social que está lentamente recuperándose de las heridas de la larga guerra civil, dónde la pobreza está muy difundida y la falta de trabajo constituye el problema principal, hacer brotar "semillas de esperanza" en el corazón de los niños para una vida más verdadera y decorosa es el gran desafío del Centro educativo Semente do Futuro de Huambo. (S.L) (Agencia Fides 17/3/2009)


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